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Full text of "Opusculo sobre higiene de los niños"

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OPUSCULO ‘ 



SOBRE HIGIENE DE LOS NlMS 


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POR 


^0@LF@ 1B1ÍIL 

DOCTOR EN MEDICINA, 

▼ICE - PRESIDENTE DE LA JUNTA DE HIGIENE, 
MÉDICO DEL HOSPITAL DE CARIDAD , 
CABALLERO DE LA LEGION DE HONOR. 



MONTEVIDEO. 

imprenta tipográfica á vapor, ealle de las Cámaras número 41. 


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MINISTRO DE HACIENDA 


Usted que ha socorrido la infancia siendo Presidente de la Comisión del 
Hospital, que estableció un asilo para los Huérfanos desamparados durante la 
epidemia que eu 1857 diezmó nuestra población : 

Reciba este homenage. 


BRUNEL, D. M. 


La Comisión Extraordinaria Administrativa de la Capi- 
tal, considerando de suma utilidad para las familias, las 
instrucciones higiénicas del D r Brunel, publicadas en va- 
rios números de la Tribuna , ha dispuesto su reimpresión 
con las agregaciones hechas por el autor. 


PRÓLOGO. 


Después de haber publicado mis Consideraciones sobre 
higiene en general , he creido importante el ocuparme de 
la higiene de los niños cuya mortalidad es tan considerable 
en este país. 

Nuestro objeto en este trabajo, es indicar el modo mas 
conveniente que debe seguirse para la educación física de 
la infancia, manifestando las verdades prácticas que consti- 
tuyen la verdadera regla de conducta ignorada por las per- 
sonas á que son esencialmente destinadas, es decir, á las 
madres de familia que tanto necesitan conocerlas. 

Alejar los curanderos de la cuna de los niños, y facilitar 
á los médicos el estudio difícil de las enfermedades de esos 
seres delicados, designando las enfermedades en todos 
los periodos de la infancia, ha sido mi principal fin. 

Disponiendo los materiales en cierto orden, he podido 
deducir las consideraciones prácticas que de ellos se des- 
prenden, y talvez conseguiré interesar á las nodrizas y á 
las buenas madres de familia, á punto de hacerles com- 
prender concienzudamente los deberes de su condición, 
aumentando su amor á las cargas que les ha impuesto la 
naturaleza. 


. 


















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a ' ' 

■ 










JUICIO DE LA TRIBUNA. 


Higiene de los niños. 

Es indudable que el clima de los distintos países, influye 
poderosamente en el desarrollo de la organización humana. 

Y también es innegable que raros son los pueblos que po- 
seen climas mejores que los nuestros. 

En aquellos la ciencia tiene que suplir lo que la naturale- 
za les niega. 

En estos, la ciencia no hace sino ayudar á la naturaleza 
escasamente. 

No obstante; la falta de educación intelectual en las ma- 
dres de familia de estos países; la escasa instrucción que la 
mujer recibe en nuestros pueblos, les hace tropezar con un 
escollo en el hogar doméstico. 

Ese escollo es la primera lamentación del hijo que se en- 
ferma en sus brazos y para quien no tiene sino amor que 
darle, pero ninguna ciencia para arrebatarlo á la enferme- 
dad. 

¿Quién, pues, podrá interesarse mas en la conservación de 
los niños que aquellas que se denominan madres? 

¿A quién puede interesar mas la salud del hogar domés- 
tico que á aquella que con su amor lo llena? 

¿A quién le conmueven mas las lágrimas del hijo que 
anuncian un padecimiento, sino á aquellas que se apropian, 
ese dolor y luchan moralmentc con la triste alternativa de 
amarlo y de salvarlo? 


— 8 — 

¿Cuantas madres de familia, es decir, fuera del alcance de 
los facultativos, ven morir á sus hijos, sin que estos para, su 
salvación tuvieran mas necesidad que de una leve instruc- 
ción en quienes les dieron el ser? 

Ademas, laclase menesterosa de la población; la que está 
en la imposibilidad absoluta de recurrir á la ciencia de un 
facultativo para librar ásus hijos del yugo de las enferme- 
dades; ¿es justo que deje perecer sus hijos por no tener la 
grata tarea de tomar esas cartillas que les dan reglas y les 
prescriben un método para la conservación de la familia? 

Culpa de la negligencia, mas bien que de las enferme- 
dades, es la muerte de tantas criaturas en nuestros climas 
inmejorables. 

Las madres de familia deben, pues, leer lo que prescribe 
la ciencia para la higiene del bogar doméstico. 

Economizarán lágrimas y no verán con tanta frecuencia 
estrellarse su amor en la falta absoluta de conocimientos 
higiénicos. 

El Dr. Brunel se ha impuesto la tarea de ilustrar á las ma- 
dres de familia, publicando, bajo el epígrafe que encabeza 
estas lineas, un método fácil y á la altura de todos, en el 
que prescribe un cierto número de reglas, cuya observancia 
podrá evitar infinitas enfermedades. 

El Dr. Brunel ha querido con esto introducir una mejora 
positiva en beneficio de nuestra población. 

fia atendido á una exigencia que se hacia necesaria y que 
su trabajo ha venido á poner de relieve. 

Esta tarea tiene un doble prestigio; el que le dá la ciencia, 
y la autoridad de quien la hace, garantida por una larga 
esperíencia. 

Recomendamos, pues, á las madres de familia, la betura 
y aprendizage de este sencillo método publicado en la Tri- 
buna por el Dr. Brunel. 


OPUSCULO 


SOBRE 



La ciencia es la que contribuye á mejo- 
rar á la humanidad; ella eleva al hombre, 
y lo pone en estado de producir cosas 
estraordinarias; — es así, que una sola 
planta descubierta por el naturalista, pue- 
de cambiar la faz económica de un pue- 
blo, dando nacimiento á una industria que 
vá á alimentar una porción notable de la 
humanidad. 

Si el hombre trae al nacer una organización que las mas 
veces decide de su temperamento y de su constitución, 
ese ser es por otra parte susceptible de recibir numerosas 
modificaciones por la acción de causas esteriores, de las 
cuales le ofrece mil ejemplos necesarios é inevitables, la 
misma naturaleza en que ejerce sus órganos. En la prime- 
ra edad de la vida es cuando puede adquirirlas, pues en- 
tonces son nuevas todas las impresiones, la organización 
posee toda su flexibilidad, y el alma reéibe el primer mol- 
de, profundamente conmovida por la novedad de los ob- 
jetos. 

Las impresiones de la infancia no se olvidan jamás; — 
cambian hasta las inclinaciones naturales de los ani- 
males. 


10 


La fuerza de la primera educación se sobrepone á las 
instituciones de un país. No es el clima lo que forma los 
hombres, ni tampoco son las leyes; el cambio que mira- 
mos en los pueblos de la tierra, sus costumbres y opinio- 
nes tan opuestas, solo provienen de la dirección que se 
imprime á la primera edad. La semejanza de carácter que 
se observa á veces entre el padre y el hijo, débese no á 
una disposición nativa, sino al resultado de las primeras 
impresiones recibidas. El amor á la patria no nace del sis- 
tema republicano ni del brillo de los puestos elevados, 
pero sí de la localidad donde hemos nacido, donde hemos 
amado, balbuceado las primeras palabras y recibido las 
primeras caricias ; así pues aquello que ha inspirado nues- 
tro primer afecto será digno también de nuestros últimos 
homenages, y las inclinaciones de la infancia exigen una 
buena dirección, tanto para la salud como para el desarro- 
llo de la inteligencia. 

La debilidad de la infancia, los peligros que rodean su 
cuna, los cuidados constantes y prolongados que exigen, 
las gracias naturales que la acompañan, la inocencia de 
su lenguage, y todas las esperanzas que le son peculiares, 
son otras tantas circunstancias, propias para motivar el 
interés que inspira esta edad de la vida. También, desde 
mucho tiempo nuestra atención se ha fijado sobre todas las 
cuestiones que se relacionan con la educación d«s la edad 
primitiva. Y liemos buscado hasta reunir en este artículo, 
todos los documentos que una observación esclarecida ha 
podido procurarnos; recorriendo la estadística de la mor- 
tandad de la población de Montevideo, hemos visto que 
sucumben muchos niños desde el nacimiento hasta la 
edad de siete años, y que de esta mortalidad igualada casi 
á la de la edad adulta y de la vejez son causa los especí- 
ficos preparados en Norte-América, los que nos vienen de 
Europa y que los niños toman en grandes cantidades. 


— II 


Los curanderos, ó el charlatanismo , este monstruo que 
se echa con preferencia sobre los niños, nos devora todos 
los años la mayor parte de ellos; cada uno que nos lleva es 
una familia destruida, es la esperanza de generaciones fu- 
turas. 

Los profesores del arte médico están confundidos con 
los que no tienen la menor nocion de él; los necios é ig- 
norantes juegan con la vida délos hombres; el empirismo 
mas peligroso, el charlatanismo mas desvergonzado, abu- 
san por todas partes de la credulidad y de la buena fé. 
Pululan en la campaña estúpidos curanderos, y las ciuda- 
des están infestadas de charlatanes que prodigan el vene- 
no y la muerte con una audacia que no se puede reprimir. 

Los hombres que ejercen ilegalmente la medicina se en- 
cuentran en todas las clases de la sociedad; los unos hacen 
creer á una madre desolada que su hijo ha recibido el mal 
de ojo ; si és un herrero, si ec un zapatero viene con las 
manos callosas á fregar los miembros del enfermito y á 
administrarle remedios de su preparación. Otros elojian 
al Le Roy y administran en gran cantidad este remedio 
violento á niños débiles y dicen que cuanto mas se toma 
mas se limpia; otros compran frasquitos á seis vintenes y 
los venden á madres infelices á patacón. — ¡Cuántos padres 
de familia no tienen una farmacia homeopática en su casa 
de la que disponen, ellos mismos, para sus hijos! Los hi- 
drópatas emplean el agua fria, y la aplican á los niños de 
tierna edad, como á los septuagenarios. ¡Cuántas pulmo- 
nias producen sin saberlo! Irigoyen es una de sus víctimas 
recientes. Lo peor es, que hay al frente de estos curande- 
ros, un monstruoso Janus ó cabeza de zorro y de lobo que 
con los ojos vendados lleva la bandera muy alta y abre 
por todas partes las puertas al charlatanismo, burlándo- 
se de las leyes del país, prostituyendo públicamente la 
medicina. Todos estos hombres á quienes la profesión no 


12 — 


les dalo bastante para mantenerse, aplican la codicia y la 
especulación al nombre de caridad ¡(l). 

¡Cuándo llegará el dia en que la importancia de la vida 
física y moral del pueblo no será una quimera, merecien- 
do la atención de las autoridades, las garantías de segu- 
ridad y de porvenir de los ciudadanos! 

El estado moral de la soci dad no modifica por sí solo 
la salud pública. El legislador, el moralista, el filósofo, ei 
médico deben concurrir todos en su esfera á corregir 
los defectos de la especie, ala represión de los vicios, á la 
curación de los males de cada miembro de la sociedad Es 
preciso no olvidar que la sabiduría, en la desmoralización 
délos pueblos, influye poderosamente sobre las produc- 
ciones de las condiciones físicas en medio de las cuales 
viven. 

Sin embargo, les toca mas al legislador que á los otros 
constituir el equilibrio social entre lo justo y equitativo y 
lo inmoral y recriininativo. Si la sagrada misión de los 
que están llamados á ser los fieles intérpretes de esas mis- 
mas leyes, no fuese otra cosa que un vano é ilusorio nom- 
bre, bien poco tendría que esperar la sociedad de sus go- 
bernantes, que aparecerían lanzando á la humanidad el 
mayor ultrage que podi ia hacérsele. 

Todas las sociedades, aun las menos cultas del globo, 
conservan sus leyes que las garantizan mas ó menos, se- 
gún el grado de civilización que las distingue y garantiza. 
¡Qué misión mas grande y sublime puede igualarse á la de 

(1) Veanse las penas severas decretadas por el Rey de España el 
21 de Noviembre de 1737, consideran:';» como muy grave el delito 
de inclusión en el arte de curar, y de muy funestas consecuencias: 

« Los que ejerzan sin títulos legítimos las profesiones de médico 
y cirujano incurren por la primera vez en 500 ducados de multa y 
el estrañamiento del lugar de su residencia á diez leguas en con- 
torno; por la segunda, en destierro de la provincia y 2000 ducados 
de multa, por la tercera en 2000 ducados y seis años de presidio. 


13 — 


un gobierno ilustrado que vela constantemente por la se- 
guridad y porvenir de sus súbditos, por la rectitud de 
su administración de justicia! ¿De qué valdrían las mayo- 
res riquezas de los pueblos ni su incalculable grandeza 
constituida por su posición geográfica, por la fertilidad de 
su suelo, por la abundancia de sus producciones, por sus 
estensos y seguros puertos, por su apacible y salubre cli- 
ma, si la sociedad se encontrase entregada á sus propias 
fuerzas y abandonada á la triste eventualidad de la sor- 
presa de toda suerte de atropellos? 

En este país, su sistema gubernativo, su legislación, su 
administración de justicia, etc., parecen llenar sus nece- 
sidades; sin embargo, dejan aun un gran vacio si se es- 
tiende al punto importante que hemos tocado (1). 

(1) El año pasado un ministro de gobierno, pisoteando las leyes del 
país, di ó un decreto en favor de los charlatanes apreciando mal la 
dignidad de la medicina y teniendo poca consideración hacia los in- 
tereses de la moral. 

Hoy todavia no ha sido derogado ese decreto, y no obstante hace 
cuatro meses que tenemos por gefe del Estado á un hombre ilus- 
trado, un doctor en medicina, que ha empleado mas de 12 años en 
estudios para obtener ese título. 

¿Por qué marchar al retroceso cuando el país pide progreso? ¿Por 
qué rebajar al médico que abraza en sus estudios al hombre físico y 
al hombre moral, como todo lo que Je modifica sano ó enfermo, que 
son las condiciones de la medicina mas nobles y mas necesarias al 
género humano ? 

El Emperador délos Franceses, comprendiendo los beneficios que 
la medicina puede prestar aun en las corporaciones del Estado, ha 
llamado hombres distinguidos al Cuerpo Legislativo que se forma de 
todos los ciudadanos indistintamente, y el sabio Senador, el ilustre 
Dumas, acaba de prestar á la Francia y al mundo entero un impor- 
tante servicio con un discurso pronunciado en el Senado, en el cua} 
anonada con toda su elocuencia á la homeopatía, con motivo de una 
solicitud hecha por los médicos homeópatas para introducirse en los 
hospitales de Paris, sin concurso. 

Hé aquí un extracto del discurso que pronunció el ilustre Dumas 
en el Senado el I o de .Junio de 1865. 


— 14 


I»e las madres de familia. 

Es á las sensibles y previsoras madres que vamos á ha- 
blar, — son ellas las que deben cultivar las tiernas plantas, 
y formar tempranamente un círculo al redor de sus hi- 
jos contra la ignorancia y la codicia. La primera educa- 
ción desde la mas tierna infancia es la que importa mas, y 

«No quisiera fatigar al Senado con detalles. Algunas citaciones, sin 
embargo me son indispensables para mostrar, que nada he avanzado, 
que no sea la perfecta verdad. 

El informe del honorable Sr. Thayer, habla por ejemplo, de los 
progresos de la homeopatía en los establecimientos hospitalarios de 
Londres. Eh bien! he aquí una nota que es el resultado muy autén- 
tico del examen hecho en Lóndres por dos personas que la Asistencia 
pública de París ha enviado allí. 

Resulta de esta neta, que no hay en Lóndres sinó un solo hospital 
homeopático, como también hay uno solo para el magnetismo. Hace 
diez y ocho meses aquel hospital contenia cincuenta camas; cierto 
número de ellas estaban vacias y otras estaban ocupadas por enfer- 
mos destinados á sufrir operaciones quirúrjicas. En fin el hospital 
homeopático, lia parecido á los enviados de la Asistencia pública, 
no presentar nada serio. 

,, Se ha citado también la Alemania y especialmente la ciudad de 
Yicna, como remarcable por sus establecimientos homeopáticos, y 
se ha agregado que nada era mas natural siendo la Alemania la cu- 
na de la homeopatía. 

Eh bien! He obtenido de un médico Alemán muy distinguido, que 
actualmente se encuentra en París, que en Viena no existe sino un 
solo servicio homeopático, y que este servicio, no es oficial. 

Ninguna otra ciudad de Alemania, comprendiendo á Leipzick donde 
la homeopatía ha tenido origen, ha establecido servicio homeopático 
oficial. 

La nueva medicina no es practicada, sino en algunos establecimien- 
tos privados, especialmente en los religiosos, y en ellos sus adeptos 
son médicos que viviendo mal de la medicina ordinaria, esplotan 
las tendencias del hombre á amar lo misterioso. 

Estos son los datos que nos lian suministrado respecto» la Alema- 
nia. 


— ?5 — 

esta primera educación pertenece incontestablemente á la 
mujer. 

Desde que son madres, salen del dominio ordinario de 
la vida, no se pertenecen, se deben en cuerpo y alma al 
tierno ser cuyo desenvolvimiento físico y moral van á pre- 
parar. 

Se ha citado también á la América, y especialmente al Brasil. Eli 
bien! En el Brasil existia en 1855, en Rio Janeiro, un establecimiento 
homeopático que tenia una gran voga; la nueva doctrina gozaba de 
gran confianza cñ el Imperio del Brasil— Hoy aquel establecimiento 
de Rio Janeiro ha dejado de existir. 

Podria continuar este estudio de los hechos, pero un mayor exá- 
men creo que seria sin utilidad— Lo que be dicho basta para mos- 
trar, que aceptando los hechos consignados en el anuario homeopá- 
tico, se lian de tomar por verdaderos y actuales ¡os hechos que han 
desaparecido. 

Refiriéndome á lo que sucede en Francia— En Lion la doctrina ho- 
meopática ha perdido mucho terreno. No existe sino un solo médico 
homeopático ortodoxo;— les otros siguen la medicina eclicti ca, ó si- 
guen alternativamente el uno ó el otro sistema, según place á los en- 
fermos. 

Loque digo de Lion podría decirlo de otras localidades y princi- 
palmente de París.» 

El honorable Senador cita las conclusiones de este informe, que 
prueban en resúmen, que la homeopatia está fundada en errores 
palpables que chocan al buen sentido y que no podrian resistir al 
examen. Agrega, que la farmacopea homeopática no merece confian- 
za, y que en definitiva, no podrian decidirse á declarar que las nue- 
vas doctrinas médicas son una ironía ó ¡a invención de un cerebro 
delirante. 

La Junta Económico Administrativa admite certificados de defun- 
ción dados por hombres que la Junta de Higiene ha rechazado como 
médicos y que la moral debe reprobar. Si se quiere saber porque 
esta última corporación lia tomado esa medida respecto de los certi- 
ficados. bastará decir que ha sido con el objeto de evitar que los 
curanderos espida papeletas de sepultura para que se cntierren vivos. 

Hace como cuatro meses que un gefe político de departamento de 
la campaña Ra destituido un médico de policía de sus funciones, sin 
avisar á la autoridad competente. 


— 16 — 

Si la naturaleza al ponernos en la tierra tan débiles é 
indefensos no nos ha dado en la época de la infancia el ins- 
tinlo que hallamos tan desenvuelto en ciertas clases de se- 
res muy inferiores al hombre, es porque ha dotado á la 
muger de esos sentimientos especiales que la ligan á lo 
que tan dolorosamente ha dado á luz, y por otra parte ha 
sido provista de los órganos que deben preparar el ali- 
mento que en nuestra debilidad é impotencia seriamos in- 
capaces de procurárnoslo. 

¡Madres y nodrizas de nuestra infancia que poseéis 
vuestros encantos, no los abandonéis, haced valer vuestras 
virtudes! 

La primera fundación de una sociedad humana fué una 
madre de familia. Fué alderredor de ella que desde el 
principio los hombres errantes se reunieron y se fijaron. 

Es en sus brazos que hacen gustar á los hombres la felici- 
dad de ser en el curso de la vida hijos felices, amantes fie- 
les, esposos constantes y padres virtuosos. Ellas pertene- 
cen al género humano, lo recuerdan siempre á la huma- 
nidad en sus sentimientos naturales y también en sus pa- 
siones. 

La muger debe ser considerada como el alma de la re- 
producción, como la propagación indefinida de las genera- 
ciones y de las sociedades futuras. Fuente fecunda y sa- 
grada de la vida, la muger es la criatura mas preciosa de 
la naturaleza; de ella surgen Jas generaciones que se *u- 
ceden y se sucederán en la continuación de los siglos ; en 
una palabra, es un ser vivo que nos abriga en su seno, que 
nos amamanta con sus pechos, que nos adormece entre 
sus brazos cariñosos, protegiendo nuestra infancia con sus 
esquísitos cuidados, con su sublime ternura. Muger, ma- 
dre, honor de la creación, esperanza constante de la pa- 
tria ¡qué eterno homenage os debe todo el universo, á vo- * 
sotras que sois la mas bella, la mas interesante y la 


— 17 — 


mas preciosa mitad de nosotros mismos! Sin vosotras, los 
dos estremos de nuestra existencia carecerían de apoyo y 
la mitad do tendría ningún encanto. 

Hablar á los hombres de artes, de ciencias, de gloria, 
de libertad, no es mas que interesar á un pequeño nú- 
mero-, pero hablarles de ese sexo que comparte con ellos 
las necesidades de la vida y soporta solo el peso de la ni- 
ñez; de ese sexo que merecería designarse con el nombre 
de industrioso, de consolador y de nodriza, sino se le hu- 
biese dado por exelencia el de bello, y que naciendo en 
número igual á ellos por todo el universo, parece el solo 
bien que la naturaleza ha repartido á cada uno en particu- 
lar, — hablarles así es dirigirse á todo el género humano. 

Aunque los pueblos modernos hayan acordado la glo- 
ria para la virtud de los hombres y la oscuridad para la 
de las mugeres, por la injusticia misma de esa desigualdad 
han hecho resaltar que estas estaban mas naturalmente 
dispuestas que aquellos. 

Educad la muger en la práctica de los deberes sociales; 
dadle en la sociedad el verdadero puesto que le corres- 
ponde, y veréis si no desempeñará noblemente su mi- 
sión, si frecuentemente no sobrepujará al hombre en con- 
cepciones intelectuales, en prodigios de abnegación, de 
desinterés maternal, conyugal y social. ¿No la vemos so- 
portar con heroicidad los padecimientos mas grandes de 
la vida, la calumnia, el dolor y la muerte, con mas corage 
y resignación que los hombres? No solamente la mayor 
parte de los crímenes públicos no son su obra, no sola- 
mente son mas humanas y mas dulces, sino que hay en 
todos sus actos una gracia y un atractivo que les es pe- 
culiar. Mucho» hijos han alimentado á sus padres en la in- 
digencia, pero ¿hay algo mas admirable que aquella joven 
que imaginó alimentar con su propia leche á su madre 
condenada á morir de hambre?. . . . 


2 


18 — 


Karo privilegio de la muger rodeada del prestigio de la 
maternidad; predominio que lejos de debilitarse con los 
progresos de la civilización toma mayor incremento con el 
impulso que de aquellos recibe el sentimiento filial, como 
si la sumisión á esta autoridad que dispone de la voluntad 
del hijo, fuese divinizándose á medida que el entendimien- 
to humano vá profundizando los arcanos de la naturaleza 
y procura con ardoroso afan emanciparse de toda otra de- 
pendencia! 

El hombre, sea cual fuere sil rango y posición, debe á la 
madre el gérmen del sentimiento y de su primer desarro- 
llo. ¡Feliz aquel que ha podido elevarse en alas de una sabia 
y fecunda inspiración adquirida bajo la dirección de una 
madre prudente y virtuosa! Ese debe estar orgulloso del 
Mentor que le ha señalado la naturaleza. 

Es pues incontestable el irresitible influjo de la madre 
sobre el corazón de sus hijos, y no hay duda de que los 
hombres serán siempre lo que ellas quieren que sean. Esta 
verdad, mil veces repetida, encierra todo un criterio para 
esplicar la mayor parte de los fenómenos sociales que tan- 
tas veces hicieron estremecer á los pueblos. 


De la infancia. 

Hemos querido hablar primero del molde del género hu- 
mano, demostrando lo que es la muger, lo que es la ma- 
dre de familia. 

Tamos ahora á ocuparnos de la infancia, á observar 
su organización y desenvolvimiento desde el momento de 
salir á luz hasta el instante en que puede vivir por sí 
mismo y dirigirse en los actos exteriores de la vida. 

No hay cuestión alguna de económia política, de inte- 
reses generales y privados, que ofrezca mas importancia 
que la que atañe á la educación física y moral del hombre. 
Los estudios que he hecho me han conducido á pensar que 


— 19 


la deterioración de los facultades físicas depende esclusi- 
vamente de la manera especial con que se dirijen los cui- 
dados de su primera infancia. La educación del hombre 
desde su nacimiento hasta la adolescencia es casi esclusi- 
Yamente abaudonada al instinto de las madres, al coma- 
drazgo y preocupaciones de las nodrizas mercenarias. 

Es preciso convenir en que el hombre puedo ser asimi- 
lado á los demas animales; pero no debe olvidarse el per- 
feccionamiento á que son llamadas sus facultades intelec- 
tuales y morales, si se cuida con solicitud de la propaga- 
ción y del desenvolvimiento físico déla especie, no per- 
diendo de vista la perfectibilidad de las facultades inte- 
lectuales que pertenecen esclusivamente al hombre. 

Se pueden considerar los límites de la primera infancia 
el tiempo que se pasa al principio de la vida extra uterina 
al fin del trabajo de la primera dentición, es decir, á la 
edad de dos años; es entonces que si no hay retardo en 
su desarrollo, el niño espresa ya su pensamiento en un 
lenguaje mas ó menos imperfecto. 

En el niño salido del seno de su madre, la superficie del 
cutis y los órganos de las sensaciones, lejos de estar en las 
aguas del amnios , están en contacto con un nuevo agente 
atmosférico que puede ser en cierta circunstancia un agen- 
te irritante. 

Dorante la infancia, el desenvolvimiento de los órganos 
presenta importantes fenómenos : he aquí los principales 
El niñeen el momento de su nacimiento tiene de cuarenta 
y seis á cincuenta centímetros de largo; el cútis es de un 
rosado que oscurece algunas horas después del nacimien- 
to; está todo cubierto de una sustancia sebácea. El cuerpo 
está mas ó menos encogido, los miembros están medio do- 
blados La constitución general está débil, el cuerpo blan_ 
do, en todos los tejidos predominan los fluidos blancos so- 
bre la sangre, lo que le dá una constitución eminentemen- 


20 — 


te linfática, los aparatos mas desarrollados son los de la 
nutrición y del sistema nervioso; el encéfalo aunque volu- 
minoso está todavia en un estado de inperfeccion notable. 

Esta desproporción en las diversas regiones de los di- 
versos órganos del cuerpo, tiene una tendencia á desapa- 
recer diaá dia á medida que el niño avanza en edad; en- 
tonces pierde su susceptibilidad, la flogedad de las carnes 
se endurece, el calor se distribuye con mas regularidad 
en las estremidades, y el frió no le impide buscar el 
movimiento que es el remedio de esta desagradable impre- 
sión. 

Desde que el niño sale á luz, conviene proceder inme- 
diatamente á limpiar su cuerpo, lo cual se consigue con 
aceite ó con manteca estendiéndola por suaves fricciones 
de la cabeza á los pie's, y principalmente en los pliegues 
del cuello, en los intersticios de la piel de los sobacos y á 
lo largo de la columna vertebral. Tomando al niño así 
trotado, se le sumerge en un baño de 28 á 30 grados cen- 
tígrados, y con una esponja suave se le quitan siempre con 
grandes cuidados las sustancias que lo cubren. 

Sacado el niño del baño debe ser colocado en las faldas 
de una muger que, munida de una servilleta ó lienzo lo 
mas fino posible y calentado de antemano, le enjugará y 
desembarazará de algunas manchas que ni el aceite ni el 
agua hubiera podido quitar. 

Una vez bien seco el recicn nacido, importa proceder al 
prolijo y minucioso examen de sus condiciones físicas, 
asegurándose de que no tiene ningún vicio de conforma- 
ción que pueda oponerse al cumplimiento de alguna fun- 
ción . 

El hombre produce tanto menos calórico cuanto mas 
joven. Es pues necesario cubrir en vista de esto, y abri- 
gar á un niño recien nacido. Para taparlo se debe emplear 
abrigo suave, vestidos de tejidos poco conductores de caló- 


— 21 


rico. Al niño recien nacido se le deben dejar sueltas las 
piernas y los brazos, y no como hacen algunas familias 
que tienen á los niños apretados ; los inconvenientes que 
tiene es mantener los brazos y las piernas en un estado de 
estension continua sin permitirle ningún movimiento. En- 
tonces los niños hacen esfuerzos inútiles que cansan las 
fuerzas, comprimen el pecho y el vientre, é impiden la 
circulación de la sangre y el desarrollo del cuerpo, á una 
edad que es indispensable que se haga con completa li- 
bertad. 

Desde que las fuerzas le permitan al niño levantarla ca- 
beza, se sienta, se levanta, debe moverse sobre una alfom- 
bra rodeada de almohadas que le guarden de algún golpe. 
Cuando se para y comienza á caminar, es necesario prote- 
jer su cabeza con una vincha elástica y tijera que deje la 
circulación libre. 

Es preciso prevenir á la madre contra la increible y es- 
túpida práctica rutinera de las parteras y de ciertas ma- 
tronas que quieren pretender remediar las imperfecciones 
de la naturaleza, estrujando la cabeza de los recien naci- 
dos con el vano y ridículo pretesto de volver á esa parte el 
aspecto y la armonia que el trabajo del parto parece haber 
ligera y momentáneamente comprometido. 

Madres inteligentes, y previsoras, guardaos de prestar 
vuestro asentimiento á tales proposiciones y velad porque 
esas maniobras no se efectúen sin saberlo vosotras, por- 
que tendréis muy frecuentemente el dolor de destruir im- 
prudentemente lo que tanto os ha costado formar y con- 
servar. 

Hay un punto importante sobre el cual es útil insistir ; 
cuando una habitación es demasiado estrecha, es preciso no 
dejar á la criatura al lado de la recien parida, y si es posi- 
ble, cambiarla de hospedaje y con mas razón se debe evitar 
colocarla en el mismo lecho. Estas precauciones serán 


— 22 — 


entendidas, si se reflexiona sobre el estado purpural de la 
madre, las exalaciones que le es peculiar á su estado, y el 
olor que resulta de las logias y de la secreción de la leche. 

El calor bastante del ambiente, su renovación fácil, sin 
corriente de aire, son igualmente los cuidados higiénicos 
importantes que se deben observar. 

Evitar la acumulación de los niños ú otras personas 
en la alcoba ; la demasiada cantidad de individuos en un 
mismo cuarto, presenta numerosos inconvenientes ; es ne- 
cesario evitarlos ó hacerlos desaparecer cuando existen. 

En los primeros meses que siguen al nacimiento, el uso 
de los baños es útil. ¿Pero qué especie de baños se debe 
preferir? Hay un gran número de médicos que aconsejan 
el habituar a los niños al baño frió, á fin de entonar su 
constitución y de prepararle una salud buena para el por- 
venir : ello no es de mi opinión. En los niños el baño frió 
hace bien algunas veces, es cierto, pero es verdad también 
que su uso es seguido de resultados opuestos á lo que se 
espera. Mi opinión es de no emplear el frió á medida que 
una alimentación mas sustancial y de movimientos mas 
fuertes no se lo permitan. Desenvuelve el calórico en mas 
gran cantidad y aparece menos sensible al frió que á medi- 
da que tiene fuerza para soportarlo. 

La grande susceptibilidad de los niños por el frió, debe 
hacer preferir para ellos el agua caliente ó templada. 

La calorificación, función nueva, es todavia poco enér- 
gica, no dá al niño una fuerza bastante grande para re- 
sistir á un frió considerable. Y no es raro el ver bajo esta 
temperatura el calor natural del niño disminuir la vida, 
apagarse, sin que la autopsia revele ninguna lesión en los 
órganos. 

El enfriamiento es fácil, y si no se tiene cuidado de 
mantener sobre todas las partes del cuerpo un calor sufi- 
ciente, las estremidades toman un color violeta, se en- 


23 — 


frían, se hinchan, los labios toman un color azul, la cara 
palidece, y el niño queda casi sin vida en su cuna. 

El frió es tanto mas pernicioso en los recien nacidos 
que son de una constitución mas débil, mas delicada, sobre 
todo si ha nacido antes de los nueve meses. Se sabe en 
efecto que calor artificial es preciso emplear para que los 
niños puedan franquear felizmente los primeros tiempos 
de su existencia y cuando el enfriamiento les es perjudi- 
cial. 

La primera circunstancia que debe merecer la solicitud 
del médico y de la partera llamados á asistir al recien 
nacido, es la impresión mas ó menos súbita, mas ó menos 
directa del frió. Todo el mundo está en posición de apre- 
ciar que, según la estación, según la disposición de la ha- 
bitación, el niño al salir á luz sufre de una manera mas ó 
menos inmediata la acción del aire, que según la estación 
y la elevación ó el descenso de la temperatura puede serle 
benéfico ó dañoso; en razón de la temperatura elevada á 
que el niño ha estado espuesto durante los nueve meses 
de la gestación, debe ser necesariamente mas impresio- 
nable á las alteraciones de la atmósfera, á pesar de todas 
las precauciones que se puedan tomar para moderarla todo 
lo posible. 

Es muy comunmente a esta falta de cuidados especia- 
les que se debe atribuir el desarrollo de esas oftalmías 
mas ó menos agudas, tan terribles, tan difíciles de curar 
entre las tiernas criaturas. A la impresión súbita de una 
temperatura muy fria y húmeda, déhense también atri- 
buir las pleuro-pneumonias que no dejan de comprometer 
seriamente la vida de aquellos desgraciados, y es sobre 
todo en esos puntos donde el tétano espontáneo es fre- 
cuente y proviene de las mismas causas. 

Sobre el cútis, la acción del aire frió y húmedo ocasiona 
la lotera , la Edema del tegido celular , y accidentes nervio- 


— 24 — 


sos que vienen caii siempre á presentarse y con facilidad 
ocasionan la muerte. Es lo que vemos en estos parages 
cuando reinan los vientos sud y sud-oeste. 

Resguardar al niño del frió • — hé aquí las precaucio- 
nes que son necesarias : una cama conveniente y un abrigo 
bastante para oponerlo á la acción del aire, sin que sin 
embargo la cama y la ropa en la cual se tiene al niño, sea 
demasiado pesada y no impida que el aire se renueve. Un 
cuarto caliente y de una capacidad reconocida, á fin que 
sea puro el ambiente que se respire. 

En Montevideo, donde se construyen tantas casas nue- 
vas, débese recomendar que se coloquen estufas en ellas. 
Las creo indispensables para disminuir el frió y la hume- 
dad, haciendo notar que si la humedad de las casas es 
contraria á la salud de las personas en general, ¿con cuán- 
ta mas razón no lo será para los recien nacidos? Por esto 
es que si á pesar de todas las precauciones la casa es hú- 
meda, se debe tener con el debido abrigo al recien-nacido, 
porque cada impresión de frió afecta dolorosamente a un 
cutis que consiste apenas en la epidermis y que sale de un 
líquido que tiene una temperatura de 30 á 32 grados. Los 
experimentos fisiológicos y la estadística están conformes 
sobre este punto y comprueban la necesidad de no desa- 
tender este precepto. 

Los esperimentos fisiológicos establecen en efecto: 

I o Que la facultad productora del calor está en el grado 
mas ínfimo en el recien-nacido, siendo la temperatura to- 
mada en el sobaco, término medio, de 35° 75', tempera- 
tura que se aumenta gradualmente basta la edad adulta 
en la que es de 36° 12'. De consiguiente, la necesidad de 
calor ha de ser mas grande, cuando el frió interior no tiene 
la misma actividad. 

2 o Que los niños de tierna edad son los que se enfrian 
con mas facilidad, y que de esa disposición á enfriarse de- 


— 25 — 


pende la mortandad, lo cual fortalece mi opinión de pre- 
servarlos del frió. 

Las investigaciones estadísticas que se han hecho en 
Montevideo para descubrir si existe alguna relación entre 
la mortandad délos niños en la primera edad de la vida y 
el estado termométrico de la atmósfera, demuestran que 
la mortandad de losrecien-nacidos se relaciona con el frió. 
No solo da el espasmo, que casi siempre es mortal, sino 
también otros accidentes no menos graves, como oftalmías 
interminables que pueden ocacionar la pérdida de la vista- 

Un sabio sacerdote, compadecido del estado en que veia 
dios niños que se llevaban á la iglesia para administrar- 
les el bautismo, aconseja que se les dé el agua de socorro 
á los recien- nacidos, sin llevarles allí hasta que pasen 30 ó 
40 dias. Según este escritor, la traslación al templo será 
la causa de la considerable mortalidad de los niños cris- 
tianos que en la marca trevisiana forma mas de las dos 
quintas partes del total de los fallecidos, comparada con la 
de los judíos que en Padua y Verona, á pesar de la dolo- 
rosa operación de la circuncisión, llega apenas á una quin- 
ta parte del total de los fallecidos. 

Varios autores se oponen con fundamento á toda tras- 
lación, ya sea á la iglesia, ya á casa de la autoridad civil. 
Por mi parte desearía que en Montevideo se adoptase una 
disposición por la que el encargado de llevar el registro de 
los nacimientos, pasase á las casas donde estos tuviesen 
lugar, á tomar la debida razón, lo mismo que los médicos 
dan el certificado de los que fallecen. 

Funciones de relación y de nutrición. 

Vamos á ocuparnos de las funciones de relación y de la 
nutrición, pues las de la reproducción quedan inactivas. 

Este primer periodo de la infancia empieza por un gran 
cambio, que consiste en el restablecimiento de la respira- 
ción. 


— 26 


Apenas ha nacido el niño, sus gritos anuncian el princi- 
pio de la vida de relación; ellos son útiles para poner en 
juego la respiración y la inspiración; efectuándose hacen 
penetrar el aire en el pulmón, y entonces la respiración 
empieza para no interrumpirse hasta la muerte. Los pulmo- 
nes se hinchan por la penetración del aire ; este último 
se encuentra en contacto con la membrana mucosa pulmo- 
nar; esta mucosa se halla entonces con un nue\o agente, 
el aire atmosférico, y de consiguiente con los diferentes 
gases y sustancias estrañas que contiene. 

Los pulmones, que eran de un color rojo oscuro y den- 
sos, se vuelven rosados, blandos y crepitantes; puestos en 
el agua antes, se precipitan al fondo, mientras que sobre- 
nadan á consecuencia, del aire que ha penetrado en los 
tejidos, y que también los ha hecho aumentar de volúmen 
y de peso. 

Comenzada así la respiración , sobrevienen grandes 
cambios en la naturaleza de la sangre y en su manera de cir- 
cular. Desde luego, penetrando el aire en el pulmón, ar- 
teriza la sangre y desde ese momento puédese hacer cla- 
ramente en ese fluido la distinción de dos especies de san- 
gre: la sangre arterial y la venosa, como en el adulto. En 
segundo lugar, siendo arterial la sangre que es enviada á 
los órganos es mucho mas evitante, y por consecuencia im- 
prime como uua vida nueva. En fin, la circulación cesa de 
hacerse como en los fetos. 

Al mismo instante empieza igualmente una nueva fun- 
ción, la calorificación , la cual está íntimamente ligada á la 
absorción del oxigeno por la parte pulmonar. 

Las absorciones están en razón del gran desenvolvimien- 
to del sistema linfático en esta época. Las nutriciones son 
muy activas puesto que todos los órganos crecen; pero 
obran mas sobre el sistema nervioso que sobre las otras 
partes. Las calorificaciones adquieren mayor energía gra- 


— 27 — 

dualmente, porque el niño, á medida que adelanta en la 
vida, desenvuelve un calor específico mas grande. Las se- 
creciones excrementales participan de la gran actividad 
que tiene el movimiento nutritivo. 

Los sentidos. 

En los primeros dias, el niño no manifiesta todavía nin- 
guna facultad intelectual y afectiva; satisfacer el hambre 
y el sueño, no sufrir, á eso parece reducirse toda su exis- 
tencia sensorial. Pero bien pronto llega el fin de este pe- 
riodo; primero entran en juego las facultades del corazón 
y de la inteligencia del niño; solicitado por las impresio- 
nes de los sentidos, comienza á conocer los cuerpos exte- 
riores, á balbucear alguna palabra, distingue á su madre, 
á su nodriza, á las personas que lo cuidan y con las cuales 
vive, y manifiesta el deseo de la voluntad. Ya puede te- 
ner algunas afecciones, algunas pasiones, dolores y ale- 
grías. Sin duda es bien débil todavía, pero entretanto re- 
conoce la fisionomía del hombre. A medida que la sensi- 
bilidad del niño se desenvuelve, aparece su semblante 
mas espresivo, sus ojos adquieren vivacidad y empieza á 
ensayarse en el lenguage convencional de la palabra. 

Aunque las funciones de relación hagan en este perio- 
do algunos progresos, están muy lejos de llegar á su com- 
plemento. El tacto en los primeros dias de la vida es to- 
davía poco marcado, y sin embargo está en ejercicio, pues 
el niño es sensible al frió del aire exterior. A medida 
que el cutis se desenvuelve, los sentidos se hacen mas 
activos, y al fin del séptimo mes el niño comienza á ejer- 
cer el tacto. El gusto entra probablemente en ejercicio 
desde el primer dia para probar el licor que el niño mama 
ó bebe. Posee también el olfato que es menos delicado 
porque es siempre mas tardío el desenvolvimiento de su 
órgano. El sentido del oido y de la vista, al contrario, no 


— 28 — 


entra en acción sino hasta la quinta ó sesta semana, pero 
bien pronto adelantan como en edad mas avanzada; las 
sensaciones internas se presentan desde los primeros dias, 
sirviéndoles de guia para establecer sus relaciones con 
los cuerpos estertores. Con el mismo carácter que estas 
sensaciones orgánicas entran en juego los órganos some- 
tidos á la voluntad, manifestándose el hambre, la sed y 
la necesidad de respirar. Los llantos repetidos del niño 
son la prueba evidente de que esperimenta sensaciones 
móviles, sintiendo con frecuencia dolores y cólicos, por 
ejemplo. 

A medida que el niño crece, sus sensaciones son mas 
vivas, sus percepciones mas prontas y mas fáciles, su me- 
moria mas estensa, pero poco fiel, su atención vaga. Se 
encuentra en la infancia: la comparación que reúne las 
ideas, la reflexión que las modera, la razón que delibera, 
y el juicio que decide y pronuncia, está todavia sin desar- 
rollarse, el cerebro adquiere mas consistencia y aunque 
sigue aumentándose con rapidez, se deja adelantar por las 
otras partes del cuerpo de modo que su volumen va en 
menos proporción. El desarrollo de la inteligencia cami- 
na á la par con el del encéfalo, y cada dia alcanza un pro- 
greso en la inteligencia y en la corrección de las sensacio- 
nes por el razonamiento. En efecto, los mas grandes cam- 
bios que caracterizan los diversos periodos de la infancia, 
están ligados á los progresos sucesivos de las funciones de 
la vida de relación. El mundo esterior, se abre poco á po- 
co para el niño; los sentidos por los cuales la educación es 
lenta, pero continua; enseguida empiezan conocer lo que 
le rodea. La organización de su cerebro camina á la per- 
fección, viene á ser el principio de sus facultades y coinci- 
de con el desarrollo mas ó menos sensible y gradual de sus 
ideas y de sus sentidos. Es con interés que se sigue toda- 
via, el engrandecimiento de las ideas del niño y el desar- 
rollo progresivo de su modo de espresarse. 


— 29 — 

Tal es el primer periodo de la infancia; los aparatos que 
se muestran mas activos y que alcanzan el mayor desen- 
volvimiento, son los aparatos digestivos y nerviosos. 

Alimentación. 

Hasta el nacimiento, el niño encuentra preparados todos 
los elementos de su alimentación y por consecuencia de su 
desarrollo; pero al salir áluz, es decir, al dejar el seno ma- 
ternal, las cosas sufren un gran cambio. En adelántelos 
materiales no llegan ya sanguificados, las vias digestivas 
empiezan á recibir sustancias nuevas a las cuales no esta- 
ban acostumbradas, y á la absorción vascular que basta 
entonces habia bastado para efectuar la nutrición, debe 
forzosamente añadirse una digestión; el niño tiene nece- 
sidad de alimento y este es la leche que le prepara una 
secreción de la madre ó una bebida análoga. 

El amamantamiento es una función que no solo cor- 
responde á las necesidades del recicn-nacido, sino que en- 
tra también en las condiciones del equilibrio fisiológico 
de la madre. La naturaleza ha dispuesto la delicadeza de 
este alimento como para el poco poder que tiene el apa- 
rato digestivo de las criaturas. La leche, muy serosa des- 
de los primeros dias, se vuelve mas y mas consistente a 
medida que el estómago se desarrolla y adquiere mas 
fuerza; es tomada por succión, y este movimiento por algo 
complicado que sea, lo ejecuta el niño desde el primer 
momento, gracias al instinto. Entonces la boca posee la 
organización mas favorable para la ejecución de ese acto. 
Esa clase de alimento y la manera como se toma, hacen 
concebir porque en esta época los aparatos masticatorio y 
salival tienen todavía poco desarrollo. 

Durante las doce y aun Jas veinte y cuatro primeras 
horas del nacimiento, el niño no necesita mas por alimento 
que un poco de agua azucarada; los órganos digestivos no 


30 — 


preparados al trabajo entran en acción y encuentran en 
la leche de la nodriza un licor amiláceo propio á debilitar 
su organización. El niño toma inmediatamente este licor 
en el pecho de la madre á la cual se encuentra unido por 
una especie de incubación prolongada; su digestión se hace 
con rapidez, fácilmente. 

Las necesidades se hacen sentir á menudo; — la leche de 
la madre, si le da el pecho, le es entonces útil por sus pro- 
piedades purgantes, pero es necesario observar que en la 
maravillosa atención de la naturaleza, no sea, prolongán- 
dose una causa de enfermedad. Si el meconium lio está 
evacuado en las diez primeras horas, con un poco de ja- 
rabe de chicoria mezclado al aceite de ricino , se facilita la 
evacuación. 

La cuestión de la alimentación ofrece un gran interés, 
y debe siempre tratarse, antes del parto, del modo que 
será preferido para la alimentación del nuevo ser. 

Esta precaución saca su importancia del precepto de 
Hipócrates que dice así: « Pero como los tejidos del cuer- 
po varían con la edad y por el hecho del régimen que se 
sigue, )> débese comprender el interés que merece la elec- 
ción de una buena nodriza, y el cuidado que se debe tener 
para inculcarle las mejores reglas para alcanzar el cumpli- 
miento del deber que acepta. 

Esta cuestión es en efecto bastante complexa y debe 
ser decidida en general antes que toda otra. 

I a ¿La madre alimentará á su hijo? 

2 a ¿Será criado por una nodriza estraña? 

3 a ¿Será preferible, en fin, por una causa cualquiera, 
darle la mamadera? 

Lactación por la madre. 

Este modo de amamantamiento es el mas natural, el 
mas legítimo y á la vez el mas provechoso para los niños, 


— 31 


puesto que les dá un alimento que la naturaleza les ha 
destinado. 

Todos los tratados de higiene aplicados á la educación 
de los recien nacidos, todos los autores que se han ocu- 
pado de la educación física y moral del hombre, han de- 
mostrado suficientemente la utilidad de la alimentación 
por la leche de la madre. En efecto, ningún alimento pue- 
de estar mas en armonía con el desenvolvimiento y con la 
idiosincrasia del niño, que la leche preparada por los pe- 
chos de quien le ha dado á luz, por aquella que lo ha lle- 
vado en su seno durante nueve meses á lo menos, sacado 
los elementos de su desarrollo embrionario y fetal; en- 
cuentra entonces los mismos elementos primordiales de 
los fluidos mas homogéneos, mas propios á la vitalidad del 
estómago. 

Hay mugeres en quienes las secreciones, y particular- 
mente la de la leche, son pobres y por lo tanto insuficien- 
tes para la alimentación de los niños. 

Estas mugeres no pueden dar el pecho á sus niños, y 
es mejor entonces la leche de una nodriza á falta de la 
de una madre enferma; sin embargo, mugeres de buenos 
sentimientos llenan con una virtuosa intrepidez el deber 
tan dulce que la naturaleza les impone, no queriendo di- 
vidir el derecho de madre, y rehusando consejos de la me- 
dicina, son victimas de su ternura; entonces la madre se 
debilita, ella lo siente; pero no tiene el valor para des- 
prenderse de su hijo; ella dice : Bebe mi hijo, — bebe, es 
mi placer, es mi vida, y muere por no dejarlo llorar. 

Nodrizas. 

Una vez admitida la cuestión de confiar un niño á una 
nodriza, es necesario buscarla, debiendo ser las condicio- 
nes de la elección á la persona y á la leche que dá, para 
dejar bien establecido el régimen de la vida. 


Las condiciones importantes para la elección de esta 
persona, para corregir la constitución de un niño, son que 
el temperamento y la constitución de la nodriza sean di- 
rectamente opuestos á los de la madre. 

Principalmente debe requerirse que consagre todos sus 
cuidados al niño que cria y no á varios á la vez (1); que 
no se entregue á un trabajo penoso ni á ocupaciones mal 
sanas; exijir que se alimente convenientemente, sin exe- 
so, y que en nada cambie su género de vida habitual ; 

(I) Varios facultativos de Francia lian tenido la idea de fundar una 
Sociedad protectora de la infancia, observando que jamas lia sido 
mas necesario prestarle protección, que en los liempos actuales, lié 
aquí lo que dicen bajo el título de Falsificación de las nodrizas: 

« Hé aquí el mas reciente y por cierto el mas odioso de los mil frau- 
des que lia visto nacer nuestro siglo y que en París presenta cada dia 
una nueva variedad. Sale'de cuidado vuestra mujer yen el mismo dia se 
presenta bajo el nombre de nodriza una campesina con todos los atri- 
butos esenciales de la profesión. La patrocina y la acompaña un in- 
dividuo bien vestido; hecho el exámen V arregladas las condiciones, 
se lleva á vuestro hijo. 

Todová bien; pero ¡ay! [mientras que aplaudis vuestra elección» 
tres ó cuatro padres de familia hacen lo mismo con iguales motivos. 
La afable campesina lia conseguido media docena de niños para 
criarlos ¡nó! de pobres victimas condenadas al régimen ma- 

tador de la mamadera, y lié ahí la faz comercial de esa combinación 
y sus beneficios netos. Todo el tiempo que sobrevive uno de esos 
desgraciados niños, se recibe el sueldo de nodriza sin ningún traba- 
jo, y si llega á fallecer, son el croup, déla disenteria ó la fiebre ce- 
rebral, los responsables de todo. No os asombréis pues de que la po- 
blación vaya en decadencia. » 

Recomiendo A las damas de la Sociedad de Beneficencia de Monte- 
video, el visitar ámenudc á las nodrizas en su casa, porque un gran 
número de niños que se les confia tienen solamente pretendidas no- 
drizas que en vez de alimentarlos con sus pechos lesdan la mamade- 
ra y no reciben siquiera los cuidados que reclama ese género de ali- 
mentación. Igualmente por ese medio puede descubrirse si en efecto 
crian solamente al niño que se les ha confiado. 


— 33 — 


evitar que use una alimentación mas abundante y fuerte,, 
pues sábese la influencia que ejerce el alimento sobre la 
composición de la leche, á punto de comunicarle las cuali- 
dades deletéreas ó aromáticas especiales que permiten re- 
conocer la presencia de los principios. 

A mas de las cualidades físicas indispensables á las no- 
drizas, debe procurarse en ellas que sean sosegadas, de 
sangre fría, ó sin aquellos movimientos de impaciencia 
que suelen tener muchas; porque sino tienen estas cua- 
lidades, es imposible que desempeñen bien aquella tarea. 
El estado moral modifica la leche, y obra sobre el sistema 
nervioso de la criatura. 

Cuantas convulsiones, cuantas epilepsias infantiles pro- 
vienen de las emociones de la nodriza ! 

Una nodriza mercenaria debe ser registrada antes de ser 
admitida por el médico, quien debe examinar con detención 
toda la persona y completar el examen con el empleo del spe- 
cu/um;á ese precio solo, los padres confiarán la seguridad 
de la salud de sus hijos; ningún escrúpulo, ninguna resis- 
tencia deberá detener al médico, sobre todo en las muge- 
res de color, casadas ó no; pero se preferirán las que sean 
casadas por ofrecer mas garantías de orden, de buena con- 
ducta y de tranquilidad moral. Sin esa averiguación mi- 
nuciosa, las enfermedades contagiosas penetrarán en el 
seno de las familias mas sanas por conducto de las nodri- 
zas. 

Es preciso no olvidar que las nodrizas mercenarias dan 
con la vida el principio de las pasiones, la fuente de todas 
las enfermedades. 

En general deben tomarse nodrizas de 4 á 6 meses de 
leche; entonces han alimentado sin peligro á su propio 
hijo y se han restablecido de las fatigas del parto; pero no 
deben tomarse nodrizas cuya leche tenga diez ó mas 

3 


— 34 — 

meses, porque ella carece ya de las propiedades de que 
necesitan los recien nacidos. 

El análisis químico puede dar el conocimiento de las 
proporciones de la manteca, de materia quesosa, de azú- 
car , etc., pero es mejor que el médico se valga del micros- 
copio por ser un procedimiento de esploracion pronto, fá- 
cil y seguro para convencerse de la buena calidad de la le- 
che; observar las alteraciones mórbidas que hubiese sufri- 
do y su continuación por las substancias mucosas , puru- 
lentas y sanguinolentas. 

Si el niño estuviese en buen estado, es inútil entrar en 
averiguaciones; porque si la leche fuere (laca, no le seria 
alimento suficiente y le causaría diarrea, vómitos, algunas 
veces el muguet y siempre enflaquecimiento; y sí por el 
contrario la leche no conservase las proporciones conve- 
nientes en cuanto á las necesidades de las fuerzas dijesti- 
vas de la criatura, se notaría en esta, penosa dijestion, ají" 
tacion, entorpecimiento, cólicos, en una palabra, toda vez 
que tomase el pecho, tendría una indijestion. 

Se comprende pues, cuanto importa distinguir estos dos 
estados enfermizos y opuestos á que puede estar sujeto 
un niño de pecho. 

Si la leche que toma el niño es suficientemente nutriti- 
va, no debe mamar mas que de tres en tres horas. Poco 
después que ha dejado el pecho, debe estar satisfecho, y 
si llora, es que tiene sed, necesita entonces darle un poco 
de agua azucarada y no volverle á dar el pecho. 

No se puede especificar matemáticamente la cantidad de 
leche que conviene dar al niño cada vez, porque es preci- 
so recouocer que la proporción puede y debe necesaria- 
mente variar según la calidad de la leche y según la edad, 
la fuerza ó debilidad del niño. 

La cantidad de alimento muy copiosa ó muy pequeña, 
en la infancia, ofrece graves inconvenientes y es por esa 


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práctica perjudicial y rutinera que se desarrollan las ente- 
rites muy pronto mortales. Guando por casualidad los ni- 
ños pueden resistir, es generalmente el punto de partida 
de todas esas enfermedades de carácter mas ó menos cró- 
nicas é intermitentes que vician la constitución de los niños 
y señalan su paso con alteraciones orgánicas mas ó menos 
indelebles, contra las cuales se procuran en vano todos los 
recursos que puede emplear la medicina. 

La leche debe ser tomada en suficiente cantidad y ser su- 
ficiente reparadora; estas dos condiciones son de la mayor 
importancia, pues su ausencia es casi siempre, en las cla- 
ses inferiores de la sociedad, el principio de las enferme- 
dades que atacan al organismo. El vómito es muy fácil en 
los niños, y se observa desde el nacimiento, que el niño 
vomita una parte de la leche que ha acabado de tomar; y si 
el vomitóse repite, es evidente el signo de una dolencia 
en las vias dijestivas. Es importante habituar al niño á 
no mamar durante seis horas consecutivas cada noche, co 
ido de las diez á las cuatro de la mañana; si se despierta 
se le dá leche con agua de cebada, toma entonces la ma- 
madera, y deja de este modo el descanso necesario á la ma - 
dre para recuperar sus fuerzas. Es necesario acostumbrar 
desde temprano al niño á la mamadera; con el uso de es- 
te instrumento puede tener un recurso único; y desde los 
primeros dias de la vida del niño se debe pensar en preve- 
nir, por la costumbre, las dificultades que pueden presen- 
tar tal ó cual medio probados por la primera vez. 

A medida que un niño avanza en edad, lo que se debe 
calcular por meses ó por semanas, habrá que disminuirle 
el alimento que le proporciona el seno de la nodriza, lias- 
taño dárselo, sino cada tres horas, si es que cada vez pue- 
de tomar una dosis suficiente de leche. 

Hasta los seis meses, el único alimento del niño, será la 
leche de la nodriza; otro alimento es prematuro y 1c causa 


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incomodidades y un sin número de enfermedades; por- 
• que como no guarda proporción con las facultades dijesti- 
vas de la criatura, le ocasionan diarreas, indijestiones, 
empachos aldominales , erupciones diversas, y de ahí lo 
conduce al raquitismo , desde que el organismo no puede 
elaborar convenientemente los materiales que recibe ni 
proveer á su nutrición en el estado íisiolójico de esa edad. 

Cuando la nodriza es robusta y tiene en abundancia una 
leche sustanciosa, esta leche puede satifacer al niño como 
su solo alimento durante seis meses ó mas tiempo. 

Sin embargo, para que el niño se mantenga robusto, es 
necesario, desde el cuarto ó quinto mes, añadir á la leche 
otro alimento, y es necesario así, porque querer que una 
muger se aniquile y se mate para alimentar á un niño al 
cual su leche no le es suficiente, es una culpable absurdi- 
dad. 

Sin embargo, se encuentra gente en la alta sociedad 
que se obstinan en ese error. Por otra parte, llenarle el 
estómago de sopa á los quince dias de nacido, es conde- 
narlo irrevocablemente á perecer antes de la edad de la 
adolescencia. 

En tésis general, el pecho debe sacarse á la criatura á 
los diez meses; sin embargo, hay niños en que la denti- 
ción es lenta y penosa, y se le puede prolongar con ven- 
taja. Será lo mismo si el niño es de constitución débil. En 
ííd, aquel sobre el cual se puede temer el raquitismo. 

ILa mamadera. 

La lactación artificial está proscripta por la mayor 
parte de los médicos y condenada por los resultados de la 
estadística. Sin embargo, practicada con cuidado, con tino 
y esmero, ausiliada por el concurso de buenas condicio- 
nes hijiénicas, puede dar buenos resultados. 

El éxito sería mas seguro, si se diera préviamente el 
pecho á la criatura, al menos durante algunas semanas 


37 — 


En ciertos casos ofrece una ventaja sobre la alimenta- 
ción natural, y es que se puede no solo eli gir el princi- 
pio alimenticio, sino también que á veces se presta mas 
fácilmente á la introducción de alimentos de que se puede 
tener necesidad por la naturaleza de esas alteraciones 
originales ó adquiridas, que es necesario combatir. 

Cuando se puede dar de beber al niño por medio de la 
mamadera, se empieza por llenarla del líquido destinado á 
la alimentación ; las cualidades y la proporción de ese ve- 
hículo deben ocuparnos: es en la manera de componerlo, 
de mantenerlo á igual temperatura, de darle constante- 
mente ó aproximadamente siempre los mismos elementos 
proporcionales de intensidad, en lo que reposan todas las 
diíieultades de la alimentación artificial. 

Para llenar todas las indicaciones, débese en cuanto sea 
posible, procurarse leche del mismo animal, de la misma 
vaca, por ejemplo; dedicar la mayor atención á que sea 
ordeñada en las mismas horas y siempre en las mismas 
condiciones; cuidar con la mayor severidad de que la le- 
che no sea falsificada con mezclas heterogéneas, etc. 

En tales condiciones, la leche de vaca constituiría en 
la mayor parte de los casos, para el niño á quien es des- 
tinada, un alimento muy pesado y abundante y tal vez in- 
digesto. Para aproximarle á las condiciones de alimenta- 
ción necesaria á la debilidad del órgano digestivo, se tiene 
comunmente la habitud de mezclarlo desde el princi- 
pio. 

Una circunstancia de la mas alta importancia reside en 
la adición de decocciones, y ésta es una cues ion que me- 
rece la atención de las nodrizas y de los médicos. 

Debe dársele la leche recien ordeñada, sin hervirla, y 
calentarla únicamente en el baño María, para ponerla á la 
temperatura de la leche de una muger, y rebajada con co- 
cimiento de cebada ó de migas de pan, porque la fermen- 


— 38 — 

tacion ha combinado intimamente los principios de la ha- 
rina. 

Cuando el momento ha llegado para añadir un alimento 
sólido al primer alimento de la infancia, se deben admitir 
sustancias livianas,, La salida de los dientes es el desarro- 
llo masó menos activo del aparato salivarlo, indica al fin del 
primer año un alimento mas sustancioso que la leche. Se 
debe adelantar con prudencia en esta via, y contentarse 
hasta el momento que empieza á caminar con darle sola- 
mente sopas ó sustancias harinosas. 

El ilustre Liebig propone la receta siguiente, destinada 
á proporcionar á los niños muy tiernos un alimento apro- 
ximado lo mas posible á la leche de una nodriza, por su 
lijera alcalización y la proporción de sus principios plásti- 
cos y caloríficos. Se hace una mezcla de 15 gramos de ha- 
rina ele trigo, 15 gramos de harina de Malt (cebada prepa- 
rada de los cerveceros), y 3 gramos de una disolución de 
carbonato de potasa al 8 o ; añúdense 30 gramos de agua y 
150 gramos de leche de vaca; caliéntase revolviendo conti- 
nuamente hasta que la mezcla empieza á espesar; enton- 
ces se retira la vasija del fuego, sin cesar de agitarla; des- 
pués de 5 minutos se calienta nuevamente hasta la ebulli- 
ción y se pasa á través de un tamiz fino. Esta preparación 
parece ser empleada con buen resultado en Europa. 

Guando el niño comienza á caminar solo, el ejercicio 
que toma le permite un alimento mas sustancial que aquel 
que tomaba hasta entonces; se le dá un poco de asado á 
chupar, y muy pronto su dentadura es bastante numerosa 
para poder mascar toda clase de alimento; es necesario 
acostumbrar al niño á una alimentación variada y confor- 
me á las leyes higiénicas. Por este régimen variado, el 
estómago adquirirá mas fuerza, y estará mas apto á una 
digestión mas fácil y completa. Las comidas del niño des- 
de este momento no deben ser mas de cuatro, dos livia- 
nas y dos mas sustanciosas. 


39 — 


Sueño. 

Para la infancia el sueño es muy imperioso; en efecto 
llena todos los primeros meses de la vida; todos los mo- 
mentos que el niño no mama. Es así que cuanto mas jó- 
venes tanto mas la necesidad del sueño es imperiosa, y 
su privación es peligrosa. — Las personas encargadas de 
la educación de los niños deben saber que es necesario 
dejarlos dormir cuando tienen necesidad, — La duración 
total del sueño disminuye á medida que los niños se ale- 
jan de la época del nacimiento. 

!No es necesario provocar artificialmente el sueño de 
los niños, moviéndolos ó girándolos. — Los niños duermen 
mas bien solos, pero las sirvientas ó las nodrizas están 
siempre con el deseo de verlos dormir, á fin de estar li- 
bres de vijilarlo — Cuando el niño grita y no duerme, es 
que sufre, — es necesario entonces buscar cual es la causa; 
puede ser que sea el vestido que lo incomode, una posi- 
ción inconveniente, un alfiler que lo punce, un cólico, ú 
otras incomodidades que le impidan el descanso. 

Durante el sueño, el niño está acostado en una cuna in- 
móvil, las cortinas de esa cuna no deben servir mas que 
para guardar al niño de la corriente del aire y dejar las 
cortinas siempre medio abiertas. — La paja de avena ó de 
crin para las almohadas es lo solo que debe emplearse. Se 
necesita colocar la cuna del niño de modo que la luz no le 
llegue ni por delante, ni al costado; — Se deben acostum- 
brar á dormir con los brazos fuera de los cobertores y des- 
cubierta la cabeza, cuando el pelo es bastante abundante. 

Dentición. 

Del sesto al octavo mes, rara vez después del año, se ven 
aparecer los primeros dientes que siguen hasta veinte 


— 40 — 

entre un año y dos y ofrecen de este modo uno de los fe- 
nómenos mas constantes de la primera edad; — estos pri- 
meros dientes se llaman generalmente los dientes de leche. 

Desde luego aparecen los incisivos medianos de la man- 
díbula inferior, después los de la superior; en seguida 
los incisivos laterales inferiores y los incisivos laterales su- 
periores. En tercer orden se muestran los primeros mo- 
lares inferiores, después Jos superiores; en cuarto lugar 
los caninos inferiores y superiores y en fm los segundos 
molares. Siempre el trabajo empieza en la mandíbula in- 
ferior antes que en la superior, los incisivos salen del oc- 
tavo al dozavo mes; los primeros molares á los 18 meses 
y 2 años, y los caninos y segundos molares, hacia los 2 % 
años. El tejido de las encías es poco exitado y estendido, 
pero se adelgaza y se agujerea en varios puntos, entonces 
la corona aparece y sale hasta el cuello. 

Después de esta erupción es cuando la raíz de los dieu- 
tes acabado formarse. Esta primera dentición, sin duda 
no es una enfermedad, como no lo seria en otra edad, y 
ciertamente se exagera atribuyéndole la mayor parte de 
las dolencias de la infancia. El gran trabajo que se efectúa 
entonces en la boca aumenta la tendencia que ya tiene la 
sangre de ascender á la cabeza, y el dolor que frecuente- 
mente acompaña á ese trabajo, se añade á la susceptibili- 
dad nerviosa que es ya propia de los niños. 

Cuando empieza la primera dentición, ni la estación ni 
la progresión son todavía posibles; sin embargo, ya el niño 
procura pararse, y se han producido muchos movimientos 
parciales. En el mismo orden que se desenvuelve la inte- 
ligencia del niño, vése á ése pequeño ser, mover sus labios, 
sus manos, su cabeza, sus miembros etc., manifestando 
todos esos lijeros movimientos, la actividad que posee ya 
su cerebro. 

Desde el momento que el niño empieza á caminar y ha 


— 41 — 


pronunciado algunas palabras, hasta la edad de siete años, 
sus órganos se desarrollan, y se modifican tanto, que en 
pocos años no se conocen mas; — no solamente el cuerpo 
ha tomado proporciones nuevas, sino la espresion de la 
cara, no es la misma, y el carácter es mas marcado. 

En esta época, habiendo adquirido el niño alguna fuer* 
za, son algo mas sólidos los alimentos que recibe su estó- 
mago. Esta transición de una alimentación esencialmente 
líquida á otra que debe serle de menos en menos todavía, 
se llama des'ete. No puede ni debe jamás hacerse brusca- 
mente, tanto cuanto sea posible, pues el estómago sufriría 
por ese cambio muy precipitado, una digresión, una fati- 
ga que no dejaría de ocasionarle algunos accidentes. 

Eu cuanto á los medios que es necesario emplear para 
operar el destete absoluto, son mucho menos d'fíciles de lo 
que se supone, pues por lo general un niño que ha llega- 
do bien á los 16 ó 18 meses, teniendo ya el mayor nú- 
mero de dientes, y habituado desde algún tiempo á tomar 
potages, sopas y bebidas lácteas, no se resentirá de ese 
cambio alimenticio. Juzgo oportuno recomendar á las ma- 
dres de familia la importancia que merece el tener siem- 
pre á igual temperatura ese líquido complementario de la 
alimentación de los niños. 

A los 3 años el desenvolvimiento intelectual y moral de 
los niños es mas marcado, y diremos que entonces es ver- 
daderamente cuando el hombre adquiere mas conocimien- 
tos. La locomoción está en pleno ejercicio; los huesos se 
fortifican mas y mas; los músculos se señalan, la mayor 
actividad se descubre en la doble función de las sensacio- 
nes. de los movimientos y de las espresiones. El niño po- 
see entonces una locuacidad inagotable; el sueño está en 
razón de una vigilia tan continua y fatigante; sin embar- 
go, como el sistema nervioso, mas desarrollado, posee 
mas fuerza, ese fenómeno no acontece sino una vez cada 


— 42 — 

24 horas; pero el sueño es profundo y se prolonga de 10 
á 12 horas. En cuanto á la vida orgánica, todas las fun- 
ciones están en adelante eu actividad, con los mismos sig- 
nos que en la edad adulta. Solamente se diferencian en 
que adquieren cada dia mayor fuerza y consistencia; así, 
gran actividad de los sentidos é intelectual, moral, muscu- 
lar, gran apetito, — tales son los caractéres principales de 
esta época. 

Enfermedades. 

Vamos á esponer las ideas generales sobre las diversas 
enfermedades á que está espuesta la infancia. 

Durante el periodo que se estiende del nacimiento á la 
pubertad, es cuando Ja educación física y moral presenta 
el mayor desenvolvimiento y sufre mas modificaciones. 
El niño recien-nacido es tan diferente del que ha llegado 
álos 10 ó 12 años, que nada hay de comparable entre am- 
bos, en nada se asemeja a sí mismo; son dos seres com- 
pletamente distintos bajo el punto de vista de la organiza- 
ción física y del desarrollo de las facultades intelectuales. 
Concíbese desde luego los esfuerzos considerables que la 
naturaleza debe hacer durante la infancia y porque el 
hombre durante este periodo está mucho mas espuesto á 
las enfermedades que en otra época de su existencia. En 
efecto, el niño es aílijido no solo por las dolencias inhe- 
rentes á su edad, sino también por casi todas las que se 
observan en el transcurso de la vida. Así pues, ¡cuán- 
tos cuidados, cuánta consagración requiere la infancia para 
su conservación! 

Durante largo tiempo se han observado mal las afeccio- 
nes de la primera edad, y en vez de procurar vencer la 
dificultad de su diagnóstico, se ha empezado por suponer 
causas á las cuales se pretendía deber referirse todas ellas; 
a dentición, el crecimiento etc., han sido durante siglos 


— 43 — 

considerados como principales causas de las enfermedades 
de la niñez, y aun hoy algunos médicos se inclinan bas- 
tante á exajerar la influencia perjudicial de esas condicio- 
nes diversas. Esas causas no son por lo común sino muy 
secundarias ó simplemente ocasionales: es natural que los 
niños que son organizados á la manera de los adultos, que 
sobre todo están sometidos á las mismas influencias físicas 
y cuya debilidad misma los hace todavía mas impresiona- 
bles, estén sujetos 'a las mismas enfermedades. Pero sus 
afecciones tienen quizá bajo diversos aspectos, mas analo- 
gía con las de la vejez que con la de la edad adulta. El 
niño parece muy diferente del viejo bajo el punto de vista 
fisiológico;— en el uno, todos los órganos son flexibles, 
móviles y tendentes al desenvolvimiento; — en el otro, hay 
al contrario sequedad, rigidez, dificultad para moverse y 
todos los órganos tienden á retrogradar ó anularse; el ni- 
ño empieza y se ensaya en el vivir mientras que el viejo 
se debilita y se extingue por grados. Sin embargo, á pe- 
sar de esas grandes diferencias, las enfermedades de los. 
estrenaos de la vida ofrecen varios puntos de semejanza 
muy resaltantes: la debilidad que es el carácter distintivo 
de la vejez y de la infancia, aunque dependiente de causas 
distintas, imprime á diversas de sus enfermedades formas 
comunes y una marcha análoga; las alteraciones del encé- 
falo son mas frecuentes entre ambos que en la edad adulta, 
y casi todas las enfermedades graves en la infancia y la 
vejez, comienzan por sintonías cerebrales que con frecuen- 
cia señalan desde luego las lesiones principales. La delica- 
deza de los órganos en los niños, su debilidad en los vie- 
jos, dan al curso de sus enfermedades un carácter común, 
ya una terminación pronta y funesta, ya al contrario una 
marcha larga y crónica. Bajo esta última forma el enfla- 
quecimiento alcanza entonces entre ambos al último gra- 
do; las facciones se alteran del mismo modo y los niños 


— • 44 — 

parecen diminutos viejos; pero la diferencia notable que 
existe entre las afecciones graves de los niños y de los 
viejos, es que si los unos y los otros caen con frecuencia 
rápidamente en una gran postración de fuerzas, los pri- 
meros se fortifican mas pronto y generalmente que los se- 
gundos, porque los órganos del niño no estando sino me- 
diocramente consumidos pueden recuperarse con facili- 
dad, en tanto que en los viejos la sensibilidad se halla ago- 
tada y apenas es susceptible de reacción. 

Los periodos que se pueden establecer en la duración 
de la infancia, no pueden ser perfectos, no se pueden di- 
vidir bien; pues el cambio que se opera en el organismo 
es lento y gradual, y aunque existan diferencias capitales 
en los puntos estremos de la infancia, se debe reconocer 
que se establecen por graduaciones insensibles de un año 
al otro. 

En la división fundada sobre la época de las dos denti- 
ciones se deben estudiar las enfermedades de los niños; 
parece lo mas natural, desde el momento del nacimiento 
hasta la primera dentición, que entre la primera erupción 
dentaria y la segunda dentición. 

Desde el principio del nacimiento hasta el de la segunda 
dentición, los niños están sujetos á las enfermedades, 
cuyos caractéres de gravedad ofrecen diferencias, que de- 
penden siempre de la evolución fisiológica. 

Las enfermedades mas activas y también las mas inevi- 
tables, son las que se manitiestan con la revolución den- 
tal. Es muy raro y difícil que un niño eche los dientes sin 
esperimentar algunos trastornos intestinales ó funcionales, 
que con frecuencia comprometen la vida del mas robusto. 
Generalmente, durante esta série de períodos, necesaria 
á la aparición de los dientes, los niños está exilados é irri- 
tados; pierden el apetito, y es precisamente durante estos 
momentos Jos mas críticos, cuando el estómago requeriría 


— 45 — 

mas cuidados, una comida mas completa, mientras que las 
nodrizas y las desgraciadas madres se esfuerzan todo lo po- 
siLle por cargar el estómago del niño con tisanas ú otras 
sustancias nutritivas, con el objeto de calmar los sufri- 
mientos inseparables de la dentición, ó al menos por dis- 
traerlos. 

Esta alimentación intempestiva, contraria á las exigen- 
cias de la naturaleza, aumenta los peligros de la evolución 
dentaria, suscitando en el tubo digestivo una irritación 
mayor todavía, cuya inlluencia sobre los demás órganos 
importantes contribuye á desenvolver nuevas manifesta- 
ciones de enfermedades, tales como las congestiones cere- 
brales y las convulsiones. 

Los accidentes mas graves y mas tenaces son los que 
tienen por sitio el conducto alimentario. Entre casi todos 
los niños el trabajo de la dentición es acompañado de diar- 
rea, algunas veces intensa, de color verdoso, de leche 
cuajada, conteniendo materias gredosas y aun sanguino- 
lentas. 

En ciertos casos se manifiestan piojos, y alguna vez oca- 
siona la caída del rectum. 

Esos accidentes que preceden algunos dias á la apari_ 
clon de los dientes, persisten frecuentemente y duran 
entonces hasta la aparición del grupo entero. Esto es lo 
que agrava el peligro, cuando la salida de los dientes se 
sucede muy precipitadamente. Alguna vez tales acciden- 
tes se prolongan por una alimentación tanto mas dañosa 
cuanto que el tubo digestivo está mas irritado y menos 
dispuesto á la función de la digestión; en dicha circuns- 
tancia, los alimentos mal digeridos provocan una estimu- 
lación peligrosa y á las vias de absorción producen ele- 
mentos de reparación. 

Durante toda la serie de esos accidentes, se guardará 
bien de aconsejar el destete, á menos, sin embargo, que se 


— 46 — 


haya positivamente reconocido que la leche de la nodriza 
contribuye á mantenerlos. 

El uso de los baños durante la dentición, favorece sobre 
todo la regularidad de todas las funciones y la piel en par- 
ticular. Los baños tibios se emplean muy frecuentemente 
y con tanta mas razón cuando la estación es menos dura. 
Esta práctica es ventajosa; facilita la circulación general y 
capilar, calma la exitacioná que los niños están tan espues- 
tos, y los predispone á un buen sueño. 

La acción de diversos agentes sobre el cutis, la mucosa 
pulmonar , la mucosa digestiva , pueden explicarnos los acci- 
dentes y las enfermedades numerosas y especíales que se 
desarrollan en el niño recien nacido. 

La mucosa pulmonar a n contacto con el aire atmosférico y 
todavía poco acostumbrada á este contacto, es vivamente 
impresionada por un aire frió y húmedo, sobre todo, si 
este es al mismo tiempo alterado por la acumulación de un 
gran número de niños en una localidad estrecha: bajo es- 
ta influencia combinada se ven bronquitis , pulmonías , que 
se desarrollan con la mayor facilidad y ocasionan cada año 
la muerte de un número considerable de niños. 

La mas frecuente de todas las enfermedades toráxicas es 
sin comparación la pneumonía, que entre los viejos y los 
niños es pur lo común doble y se manifiesta bajo la forma 
lobular. También en esas dos edades es cuando son laten- 
tes las flegmasías del parenquima pulmonar ; empiezan 
casi siempre por simples bronquitis que desde luego pare- 
cen muy ligeras; poco á poco se comunica la inflamación 
al tejido vesicular del pulmón sin manifestarse ninguna 
especie de dolor, ni aun alguna vez con estorbo notable en 
la respiración. Esta enfermedad es en consecuencia mas 
incidiosa en los niños que no escupen, mientras que la ex- 
pectoración, alguna vez sanguinolenta, puede al menos 
llamar la atención entre los viejos. Esta especie de pneu- 


— 47 — 

monia es la que causa el mayor número de víctimas en la 
infancia. 

Las membranas mucosas de la boca, de la garganta, de las 
broncas , á las cuales las mismas observaciones deben ser 
aplicadas, son igualmente atacadas, sea en algunas de las 
exentemas que precede, sea en los aftos, en las anginas 
t axilar es ; traqueales y en el croup ; este último es uno de 
los escollos mas peligrosos que la infancia puede encontrar. 

La mucosis de las- vías dijestivas llamada á una nueva 
función, á dijerir la leche tragada por el niño, muchas ve- 
ces recibe de esta impresión una influencia deleterea y es 
claro ver entonces reproducirse enfermedades en esta par- 
te, y la particular el muguete los vómitos y la diarrea. 

Para los ojos la acción del aire, sobre todo si es frió y 
húmedo, determina frecuentemente oftalmía y particular- 
mente la oftalmía purulenta que presenta un alto grado de 
gravedad que ocasiona muchas veces la pérdida de la vista. 

Casi todas las entozoaires del cuerpo humano han sido 
halladas entre los niños; pero hay una clase de esos anima- 
les, las lombrices intestinales, que no se hallan sino muy 
raramente en el niño algún tiempo después del nacimien- 
to. Se desenvuelven alguna vez desde la edad de un año 
y se multiplican en ciertas circunstancias de una manera 
extraordinaria. 

Se encuentran en los niños las diferentes especies de 
lombrices intestinales descritas por los helmintologistas, 
pero su frecuencia proporcional es muy diversa. Asi se 
observa la ascáride lombricoide , el oxiure vermicular , mas 
comunmente en la infancia que en cualquier otra edad. 
Algunos autores admiten que los helmintos ó lombrices 
intestinales tienen por causa remota una asimilación com- 
pleta de materiales nutritivos sobreabundantes. Aunque 
sean hipótesis, se puede reconocer la influencia de las 
causas siguientes; 


— 48 


Herencia ;Es incuestionable que cierto número de niños 
reciben de sus padres la predisposición á las enfermeda- 
des verminosas. 

Edades : Las ascárides son sobre todo frecuentes de los 
3 á los 10 años. 

Constitución : Supónesc que los gusanos ó lombrices 
son mas comunes entre los niños rubios cuya piel es fina; 
en una palabra, entre los que poseen los atributos del 
temperamento linfático. 

Atribúyese á los alimentos la producción de las ascári- 
des, y algunos médicos dicen que predisponen de una 
manera evidente el uso de la lecne, un régimen exclusi- 
vamente vegetal, los dulces y el abuso de las frutas. 

La existencia de las es:arides no la juzgamos peligrosa 
sino en los casos en que su número es muy considerable, 
ocasionando entonces accidentes bastante graves para pro- 
ducir la muerte. 

Las eró futas que es lo que ataca mas á la infancia, se ve 
desarrollar sobre todo, en condiciones de acreacion insufi- 
ciente y da indigestiones. 

Cuando la alimentación es de mala ealidad / siendo la 
de un animal demasiado fuerte para un niño rucien naci- 
do, se produce una surexitacion funcional en el tubo di- 
gestivo, causando diarreas serosas; ellas son la señal del 
estado enfermizo especial del niño; la porción de esos ali- 
mentos de asimilación de ínula calidad que absorven los 
vasos chiliferos es inmediamente puesta en contacto con 
los gangliones entero mesan téricos, encargados de concurir 
á la elaboración de esos productos, destinados á hacerle 
realizar una primera ó mas bien segunda digestión; le im- 
primen nuevas transformaciones y los purifican antes que 
penetren en el torrente circulatorio para dar nacimiento á 
la sangre. 

Compuestos así esos productos de la digestiva estomacal, 


— 49 


en vez de poner en juego las funciones fisiológicas, 
producen una verdadera irritación específica que acarrea 
cierto estado congestional bien legítimo. 

Las exitaciones mantenidas y aumentadas de dia en dia 
durante algún tiempo, no dejan de tener esos aparatos en 
cierto estado de orgasmo patogénico. Sus propiedades fi- 
siogénicas se transforman; los productos que debían de al- 
gún modo destilar, no lo son en el mismo sentido; su vita- 
lidad acrece pervirtiéndose el obstruimiento que resulta 
dañoso ulteriormente á la función, y adquiere bien pronto 
nn desenvolvimiento sobrenatural que los autores han lla- 
mado carrean ú obstruimiento ganglíonario entero-mesenté- 
rico. Tal es para todos los prácticos esperimentados el 
punto de partida de la escrófula y de la raquitis. 

La asociación que existe entre la energía, la rapidez y 
la frecuencia de los movimientos del corazón, la grande 
actividad de la circulación general, la sensibilidad del cú- 
tis, el gran número de vasos capilares, nos parece en fin, 
suficiente para concebir la disposición tan marcada del niño 
á todas las enfermedades erúpticas agudas . Parecen en- 
contrar condiciones favorables para su desarrollo como el 
sarampión , la viruela , la escarlatina , y varias eru pcioues 
anormales que el mas mínimo movimiento febril produce 
en la infancia. 

Si el niño posee una constitución eminentemente linfá- 
tica, no es susceptible de una vitalidad tan grande; su re- 
gularidad funcional muy persistente facilita el desenvol- 
vimiento de todas las producciones parasitarias y de to- 
das las vegetiones criptogámicas mas variadas. 

Los temperamentos linfáticos escrofulosos son lo mas 
ordinariamente la fuente de los tubérculos, de las cloro- 
anemias, de todas esas formas de enfermedades de la piel, 
favus, impetigo , ichthyosis , de todas las variedades de eczi- 
ma. También entre ellos se desenvuelven mas común y 

4 


— 50 — 


rápidamente esas formas especiales de enfermedades dif- 
téricas, las anginas cuenosas (croup) que desde hace algu- 
nos años aparecen en estos países cansando la desespera- 
ción de la terapéutica y de los médicos. 

En cuanto á las enfermedades que llamaré generales, 
porque parecen apoderarse á la vez de todos los sistemas 
de órganos sin que uno sea mas especialmente afectado 
que el otro, y sin que después de la muerte pueda ha- 
llarse señal alguna de alteraciones locales, son en estremo 
raras entre los niños. Sin embargo, obsérvanse entre ellos 
adinamias y caquexias, sin ninguna lesión orgánica, y esto 
es aun un nuevo punto de contacto entre la patología de 
los viejos y de los niños. Todas las funciones se debili- 
tan alguna vez gradualmente y acaban por estinguirse 
como en un estado de decrepitud, aunque el examen mas 
atento de sus órganos no parezca presentar ninguna alte- 
ración, ni se puedan esplicar las causas de esa languidez 
que muchas veces no lo evita medio alguno. 

Acabamos de recorrer el cuadro de las afecciones que 
mas ordinariamente afectan á Ja infancia, y esas conside- 
raciones preliminares son muy importantes, puesto que el 
conocimiento de las enfermedades de esa edad es en defi- 
nitiva el elemento mas precioso para constatar, cuando se 
trata de establecer el diagnóstico. Las dificultades de ese 
diagnóstico son, como se sabe, muy numerosas y muy 
grandes; en los primeros años no pueden los niños espre- 
sar sus sufrimientos por el lenguagc ni dar cuenta de las 
sensaciones que esperimentan; cuando mas, por la espre- 
ion de su fisonomía y por algunos movimientos particu- 
lares guian al médico en sus investigaciones sobre la fuente 
del mal. 

Esta oscuridad que envuelve sus enfermedades, importa 
no solo la falta de medios de espresion, sino que también 
hace que las mismas enfermedades se presenten bajo formas 


51 — 


mas complexas y mas incidiosas ; en efecto, tan pronto 
en la primera edad las indisposiciones, mas ligeras, una 
fiebre efímera, una indigestión, se anuncian por los fenó- 
menos mas graves, por una fiebre intensa, por convulsio- 
nes, ora al contrario las desorganizaciones mas profundas 
se operan de una manera latente, sin reacción, y por in- 
cidencia alguna vez sin síntomas. 

Las circunstancias propias que ejerce una acción noci- 
va sobre los niños recien nacidos, no obran siempre del 
mismo modo. La facilidad del desarrollo de las enferme- 
dades, su gravedad mas ó menos grande y su fin, malo ó 
próspero están subordinados á las circunstancias siguientes: 
I o . La acumulación de los niños en un cuarto relativa- 
mente pequeño, en localidades donde la ventilación y el 
cambio de aire son insuficientes. 

2 o . La temperatura baja ejerce igualmente una iufluen- 
cia nociva en los niños recien nacidos en razón de la ac- 
ción directa sobre la calorificación hasta el punto de oca- 
sionar una muerte instantánea. Los resultados estadísti- 
cos demuestran que en estaciones frías la mortalidad de 
los niños es mas considerable, 

3 o . Los defectos del celo higiénico, sea resultado de la 
miseria, sea del abandono de los niños, los precipita fácil- 
mente á la influencia de estos agentes diversos, resultan- 
do de esto un aumento en la frecuencia, en la gravedad de 
las enfermedades, de lo que proviene una mortandad mas 
considerable. 

IN'o entra en nuestro plan indicar aquí la indicación de 
los medios terapéuticos aplicables á las dolencias de la in- 
fancia*, nos concretamos con dar una indicación de la 
higiene que conviene á esa edad, donde mas que nunca 
se debe buscar sobre todo para prevenir el mal. 

Las causas de las enfermedades de la infancia son casi 
siempre difíciles de conocer, y frecuentemente están 


52 — 


reducidas ó simples congeturas. Otras ve'TS al contrario, 
se pueden precisar con bastante exactitud las causas que 
las predisponen y que las ocasionan. 

Si le es necesario al médico conocer el estado fisiológi- 
co para llegar con exactitud al diagnóstico de las enferme- 
dades, es sobre todo en la infancia que este conocimiento 
es indispensable. 

En efecto, si el médico no lo ha adquirido, está siem- 
pre espuesto á cometer graves errores al lado del enfer- 
mo. Una vez quedará indeciso, otra no sabrá si el pulso 
está débil ó nó, otra sorprendido por la rapidez do los movi- 
mientos respiratorios y de la fuerza del murmurio ve Acular-, 
podrá creer una lesión grave en los órganos de la res- 
piración, ó bien todavía el desenvolvimiento y la hincha- 
zón del aMoim.cn unidos á una ligera diarrea, fijarán es- 
clusivamente su atención cuando fenómenos mas ocultos 
escapan á sus investigaciones. 

El exámen clínico de los niños presenta á los médicos 
dificultades que resultan, sea de la edad de los enfermos, 
sea del carácter de las enfermedades; de ahí viene que el 
médico tiene frecuentemente dificultades para llegar á un 
diagnóstico exacto y tiene que formular un tratamiento 
sin tener idea precisa de la afección que tiene en vista- 
Esta ignorancia puede tener consecuencias graves, sea 
porque la terapéutica es inútilmente activa ó mal aplicada, 
sea porque es especiante en casos que reclaman pronto 
socorro y una medicación enérgica. Llamamos mucho la 
atención sobre este punto; los médicos que curan á los ni- 
ños, no solamente no deben tener la culpable negligencia 
de hacer con ligereza el exámen de los niños enfermos, 
sino que deben todavía prevenirse contra todos los erro- 
res, por una atención particular. Si referimos la poca di- 
ferencia que separa el cronp de la laringita espasmódica, 
el triste resultado que puede ser la consecuencia de una 


53 — 


muy grande seguridad al principio de la primera de 
estas afecciones, podemos hablar también de esas pul- 
monías que están ocultas por síntomas cerebrales y que 
dejan llegará un periodo, donde son incurables, no por 
practicada la ocultación. La interrogación de los padres no 
ofrece dificultades, y sin embargo, su importancia es tanto 
mayor puesto que el niño responde con menos facilidad á 
las preguntas que se le hacen. 

Se necesita para recoger datos, emplear un tiempo con- 
siderable, y sobre todo, usar mucha habilidad para entre- 
ver la verdad en medio de los esfuerzos casi siempre 
contradictorios de los padres. La dificultad en general es 
menos, cuando tienen una cierta instrucción y buena vo- 
luntad, que en las clases inferiores de la sociedad que no 
hacen ninguna atención del detalle de la enfermedad que 
tienen. El médico debe reconocer el grado de la inteli- 
gencia de los padres, su instrucción, su veracidad. Debe 
comenzar su pregunta por el punto sobre el cual le im- 
porta mas el ser esclarecido. Debe volver muchas veces 
sobre ciertos detalles á fin de ver si las respuestas con- 
cuerdan siempre. 

Antes de concluir quiero recordaros todavia, madres y 
nodrizas, que debeis estar en guardia contra todas las pa- 
naceas ofrecidas á vuestra credulidad por los empíricos de 
todas clases disfrazados con diversos plumages, que igno- 
rando las mas simples nociones de la medicina ó de la 
terapéutica, se preocupan frecuentemente mas de los bene- 
ficios pecunarios que obtienen, que de las ventajas tera- 
péuticas que puedan conseguir. No echeis en olvido que 
las especiosas fórmulas medicamentosas que la avidez de 
los charlatanes se complace en multiplicar diariamente y 
de las cuales muchas nos vienen de Europa, engañan 
vuestra lejítima y sincera solicitud. Remedios de una uti- 
lidad incontestable en medicina y cuyas propiedades son 


54 


bien conocidos, se convierten así en una fuente de peli- 
gros entre las manos imprudentes que de ellos abusan. 

¿No es en efecto bastante frecuente el veros alarmadas 
por la manifestación de ciertas indisposiciones sobreveni- 
das súbitamente á vuestros hijos, no hallar nada mejor 
que conducir al débil paciente á un farmacéutico, pidién- 
dole una medicina que cure ó al menos alivie sus sufri- 
mientos? ¿En conciencia podrá un farmacéutico hacer el 
diagnóstico serio sóbrelas mas ligera indisposición de un 
niño recien nacido? Así, lo que sucede casi siempre, es 
que juzgan insignificante el principio de una indisposición 
para ellos mismos sin valor, porque son incapaces de apre • 
ciar las causas. ¡Cuántos niños han sucumbido á conse- 
cuencia de una pneumonía mal definida, con el uso de me- 
dicamentos irritantes intempestivos! 

Confites y juguetes. 

Difícilmente puede hacerse una idea de la incuria é ig- 
norancia de los industriales al emplear sustancias tóxicas. 

Uno de los principales cuidados que deben tener pre- 
sente las madres de familia y que reclaman las fiscaliza- 
ción de las autoridades, es el colorido que comunmente se 
dá á los confites, masas, decoraciones y juguetes de natu- 
raleza sumamente perjudicial á la salud, sobre los cuales 
he hecho mención en mi obra titulada Obsrvaciones sobre 
higiene. Esos objetos comprometen la existencia de la in- 
fancia y en la campaña es donde á menudo los confiteros 
echan mano de tales ingredientes para dar color á sus 
productos. 

Quiero referirme á la preparación de plomo vulgarmen- 
te llamada amarillo de cromo (cromato de plomo) que po- 
see las propiedades venenosas comunes á todas las prepa- 
raciones de plomo, y de la cual se sirven los confiteros 
para teñir de amarillo. 


— 55 


Señalarémos también la preparación de mercurio llama- 
da cinabro (sulfuro de mercurio) que es peligrosísima co- 
mo todas las de mercurio insoluble y que no obstante se 
usa algunas veces por los confiteros en reemplazo del car- 
mín. 

Igualmente es dañoso el cobre metálico en finísimas lá- 
minas, que bajo el nombre de oropel se emplea para dorar 
dulces y varios objetos. En ese estado el cobre es fácil- 
mente disuelto por los ácidos gástricos, con grave peligro 
de la salud. 

Igual cuidado merece el cardenillo (su b -acetato de co- 
bre), el verde de Scheell (arseniato de cobre) y otras subs- 
tancias que muy á menudo son empleadas en la confección 
de chiches ó juguetes, y lo que es mas peligroso aun, con 
barniz de gelatina el cual siendo soluble en el agua, es di- 
suelto por los niños que tienen la natural propensión de 
llevarlo todoá la boca. 

A este respecto, el Correo de la Gironde del año 1861 
cita el hecho siguiente : 

« Un niño de tres años acaba de sucumbir después de 
75 dias de padecimientos, por un envenenamiento sobre- 
venido en circunstancias de que habiéndosele dado un ju- 
guete llamado barco chino, lo llevó varias veces á la boca. 
Al cabo de 24 horas se manifestaron en él síntomas de en- 
venenamiento cuyas consecuencias no pudieron evitarse á 
pesar de los cuidados que durante dos meses y medio se le 
prodigaron. Un médico de esta ciudad ha encontrado arsé- 
nico y cardenillo en los colores del juguete. » 

Jamas será demasiado la insistencia en convencer á las 
madres del grave peligro que desgraciadamente se presen- 
ta con harta frecuencia, cuando someten sus hijos á la asis- 
tencia de curanderos para curarlos de lo que vulgarmente 
se llama empacho y que no es sino una gastro-enleritis. 

Menos mal seria si esos charlatanes ó las madres se 


56 — 


sujetasen al tratamiento por medio de emplastos gomo-re- 
sinosos aplicados debajo del estómago, (enelepigast.ro) y 
llamados polvos de empacho que se amasan con caña reba- 
jada y cuya composición es una mezcla de incienso, mirra 
tusia preparada; pero por desgracia la audacia y la igno- 
rancia son inseparables, y esos curanderos, con la mayor 
franqueza no vacilan en administrar advisum mas ó menos, 
como si fuera azúcar, un veneno cual lo es el caibonato de 
plomo (albayalde) que suelen dar en suspensión en emu- 
lcion de nueces. 

Ademas, conviene observar que la gran cantidad de nue- 
ces, avellanas y almendras que los niños acostumbran co- 
mer y que nos vienen del estrangero, llegan casi siem- 
pre alteradas por la travesía del mar, haciéndose rancio el 
aceite que contienen y que puede ocasionar irritación en 
el estómago, en la garganta y llagas en la boca. 

El té, el café y el mate, este último tan general en estos 
paises, tomado por los niños, suelen producir aumento en 
los movimientos del corazón. En vista de esto no seria exa- 
gerado creer que las enfermedades di 1 corazou tan frecuen- 
tes entre nosotros, provienen en parte del uso exagerado 
del mate desde la infancia. 

Mantegazza, en 30 esperiencias practicadas por él, re- 
presenta con las siguientes cifras el aumento de los movi- 
mientos del corazón verificado en la misma unidad de 
tiempo por diversas bebidas calientes tomadas todas á la 
temperatura de 40° Réaumur. 


Agua 


Té 

46.6 

Café 


Cacao 


Mate 


Coca 

159.2 


Respecto de la coca en dósis elevadas (de 30 á 60 


gramos), he aquí lo que dice el referido autor: «Ocasiona 
una liebre intensa, alucinaciones y uu verdadero delirio : 
su acción exitante sobre el corazón es mas poderosa que la 
del té y del café. La sustancia que mas se aproxima á la 
coca bajo este punto de vista, es el mate (iufusion de ilex 
paraguayensis. » 


Hospital tle los niños. 

Hay dos cuestiones que resolver sobre los hospitales de 
los niños : si es preciso en cada hospital consagrar una ó 
dos salas para los niños, ó bien establecer pata ellos un 
hospital especial. 

En nuestra opinión, débense establecer casas especiales 
de ese género para los niños, y aun destinar secciones 
particulares para ciertas enfermedades. 

Sobre esta materia he aquí algunos principios que es 
importante no perder de vista : 

En primer lugar, un hospital de niños debe establecerse 
en un vasto espacio, en medio de patios y jardines que 
separen los diversos cuerpos del edificio que lo componen. 

En segundo lugar, es preciso establecer divisiones par- 
ticulares para cierto número de enfermedades, tales como 
las escrófulas , oftalmías , enfermedades del cutis y agudas. 

En tercer lugar, es indispensable que las salas sean 
numerosas y de poca estension ; que cada una no contenga 
sino un pequeño número de niños, diez ó doce á lo mas ; 
que sean suficientemente ventiladas y calentadas. La acu- 
mulación en las salas dá una fisonomía particular á las 
enfermedades que se curan, toman un carácter de grave- 
dad insólito. los niños caen en un decaimiento estremo y 
la muerte causa en ellos mayores estragos. 

En cuarto lugar, es preciso poner enfermeras en número 
mas considerable, como no sucede en los hospitales para 
adultos. 


— 58 — 


No se deben colocar en las salas estufas de fierro, por- 
que producen intoxicaciones , principalmente en los niños, 
por el gas óxido de carbono, causando los sintomas que 
generalmente se designan con el nombre de meningite 
cerebral. 

Aunque las salas de los niños sean numerosas, es tam- 
bién necesario que sean bastante grandes y que las camas 
estén separadas para que el aire pueda circular y reno- 
varse fácilmente. En efecto, una influencia higiénica muy 
poderosa para la terapéutica de los niños, es la del aire. 
No hay edad en que el aire puro sea mas preciso que en 
la infancia; desde luego, porque se absorve prontamente 
mas aire en esa edad que en ninguna otra época de la 
vida, en un tiempo dado, y en seguida porque las causas 
particulares dependientes de la debilidad misma de la in- 
fancia tienden á viciar con prontitud el aire que respira; 
las excreciones bastante abundantes y fétidas, y entre las 
cuales se halla no pocas veces el niño, alteran necesaria- 
mente la atmósfera que le rodea, y esta influencia de las 
emanaciones estercólales y urinarias es todavía mas dañosa 
que en el estado de enfermedad en que adquieren ordi- 
nariamente un olor mas fuerte. Si la atmósfera en que 
están los niños no es muy pura, y sobre todo si está car- 
gada de miasmas que se desprenden continuamente de los 
cuerpos vivos enfermos, bien pronto su constitución se 
altera, languidecen y contraen entonces muy fácilmente 
todas las enfermedades contagiosas á las cuales están es- 
puestos con tanta frecuencia. Obsérvase entonces que las 
enfermedades, especialmente las eruptivas, son muy gra- 
ves y la mayor parte de las veces mortales. 

En Montevideo, la creación de una sala particular para 
los niños, seria un gran beneficio ; en general están colo- 
cados en los mismos departamentos de los enfermos, al lado 
de hombres y mugeres, á menudo corrompidos por el 


— 59 


desarreglo perjudicial y espuestos á las enfermedades que 
son su consecuencia. Si su constitución física puede sufrir 
seguramente sufren mas sus costumbres. Los niños en- 
fermos hallarían en una sala que les perteneciese esclusi- 
vamente, los cuidados particulares que no pueden recibir 
de ninguna manera en las locales ocupados por los dolientes 
de mayor edad. 


Educación intelectual. 

En los niños es necesario evitar con cuidado todo tra- 
bajo intelectual demasiado fuerte ? y las emociones dema- 
siado vivas. Estas causas diversas determinan algunas ve- 
ces accidentes nerviosos, ó bie^ cuando vuelven á repe- 
tirse, dan al sistema nervioso yfna sensibilidad tan grande, 
que puede durar toda la vida, de los cuales resultan ner- 
vrosas de diversa naturaleza. 

En fin una regla muy importante que se debe observar 
en los niños, es evitar que no contraigan hábitos viciosos, 
pues en la edad joven, estos hábitos se toman con la mayor 
facilidad, y después no se pueden quitar. 

Si el niño es convenientemente educado en la casa pa- 
terna, si es alimentado con los pechos de la madre, se 
constituye el lazo mas indisoluble de la familia, impone á 
la que le dió á luz el cumplimiento de sus deberes é im- 
pulsa al autor de sus dias á practicar las virtudes conyu- 
gales. 

En tales condiciones, el niño no conoce ni profesa mas 
afecciones que hácia quienes todos los dias le acarician y 
le dán nuevas pruebas de amistad y de tierno afecto. Sus 
deseos, su voluntad son para él una ley á que se somete 
sin murmurar una sola palabra; obedece contento y con 
confianza. 

Desarrollándose con ellos, se asemeja á su modo de ser, 
adquiere sus gustos y sus hábitos, y contribuye continua- 


— 60 - 


mente á modificar sus caractéres por los rigores que en- 
gendra su propia educación. Esclusivamente con este pro- 
cederes que puede llegar á desenvolverse entre el padre 
y la madre, entre el hermano y la hermana, esos senti- 
mientos recíprocos que vinculan los unos á los otros, que 
hacen del padre y de la madre unas autoridades suaves y 
duraderas, la cuna de la familia, de las sociedades y de las 
naciones. 

Al contrario, cuando de la casa paterna son transpor- 
tados los niños al campo ó á otras fami’ias, esta trasplan- 
tación que se efectúa casi siempre desde el nacimiento, 
ese hecho es una de las mayores desgracias que pueden 
afligir á la sociedad. Entonces le faltan al niño las prime- 
ras caricias, los primeros é inocentes placeres, los amoro- 
sos besos de sus padres y la mano querida que enjuga sus 
tiernas lágrimas. Forzados á buscar consuelo en una amis- 
tad que les es estraña, acaban de romper la cadena natu- 
ral cuyos eslabones arrancaron primero sus propios pa- 
dres. Entonces débese temer esa justicia eterna que 
espera en silencio, la ejecución de sus leyes inalterables 
que castigan la indiferencia de los padres con la de sus 
hijos, y la de ios gobiernos con la de las familias, pues 
únicamente el amor paternal es el que hace nacer el amor 
de la patria. 

Vacuna (I). 

Considerando el número de niños no vacunados que se 
encuentran en Montevideo durante las epidemias de vi- 

(1) La estatua de Jenner, el inventor de la vacuna, filé inaugurada 
el 1 1 de Setiembre del presente año en Boulogne-sur-mer (Francia) 
en presencia de las autoridades de la ciudad y del comité del monu- 
mento debido al cincel del estatuario M Eugéne Paul. 

¿Cómo se levantaría en Francia al cabo de mas de medio siglo, la 
estatua del inventor de la vacuna, sino se hubiesen reconocido los 
beneficios de esa invención realizada por un inglés? 


— fír- 
mela, dá pena el ver cuan pocos son los que disfrutan de 
los trabajos del médico que se encarga de la propagación 
de la vacuna. Es necesario aumentar el celo y emplear 
todos los medios que pueden vencer la repugnancia que 
impide á la concurrencia aprovecharse de la beneficencia 
de la vacuna. 

La propagación de la vacuna debe ser uno de los objetos 
primordiales de la Junta de Salndridad Pública. Su acción 
preservativa es un hecho ya admitido, una verdad vulgar- 
mente reconocida ; la epidemia se detiene ante la vacuna. 

Se sabe que la preservación vacunal no es absoluta; ella 
se debilita con el tiempo para desaparecer al fin de un 
cierto número de años, y es por esto que debe apreciarse 
la revacunación, tanto mas cuanto que con ella se ha estin- 
guido la epidemia de toda una ciudad, de toda una pro- 
vincia. 

La vacunación puede ser aplicada á todo iudividuo, 
puede ser empleada en todas las épocas de la vida, pero, 
es de observación constante que dá mejor resultado y 
causa menos trastornos en la salud de los niños que en los 
adultos y en los viejos. También se presta siempre con 
los niños que tienen Ja ocasión de vacunarse; es de dos 
ó tres meses después del nacimiento que se debe someter 
á los niños á la vacunación. Todas las estaciones son fa- 
vorables á la acción de la vacuna. 

Es preciso sin embargo evitar lo mas que se pueda el 
vacunar durante los grandes fríos y los grandes calores. 

Es siempre preferido el vacunar á las personas de buena 
salud y fuertes; sin embargo, se debe evitar el someter á 
esta operación á los niños atormentados por la dentición ó 
atacados de costras escematosas. La debilidad de la cons- 
titución no debe ser un obstáculo á la operación. 

El lugar de elección para la inoculación, es la parte es- 
terna y superior del brazo. 


— 62 — 


El virus vacuno es tanto mas enérgico, cuanto que se 
recoge en una época mas cercana á su formación, como 
también cuando la corrupción ha comenzado. Regular- 
mente se puede tomar la vacuna á todas las personas de 
cualquiera edad : sin embargo, se busca con preferencia 
la vacuna de los niños por haber demostrado la esperien- 
cia ser mas activa y de un efecto mas cierto. Se debe bus- 
car lo mas posible un niño de salud robusta. 

La vacuna tiene como todas las enfermedades eruptivas 
periodos distintos; nosotros admitimos tres: el primero 
de incubación , el segundo de inflamación ó de erupción, y 
el tercero de disecación. El primer periodo empieza en el 
instante mismo en que se hace la picadura ; se forma casi 
instantáneamente un círculo rosado superficial de! diámetro 
de 20 á 30 milímetros, que desaparece después de algunos 
minutos, dejando una tumefacción ligera que persiste 
algo mas. 

Desde esta época hasta el tercero ó cuarto dia, no se 
ven sino las señales de una ligera picadura, sin la menor 
apariencia de trabajo inflamatorio. Hacia el fin del tercer 
dia ó la mi tad del cuar to, comienza el segundo periodo. El 
dedo sigue perfectamente una pequeña dureza en los 
puntos donde se lian hecho las picaduras, y bien pronto 
se vé aparecer una pequeña elevación de color rojo claro. 
El quinto dia dicha elevación se deprime ligeramente en 
punta y causa un poco de comezón. En el sesto se estiende, 
se deprime mas en el centro ) se rodea con un círculo 
rojo de 1 á 2 milímetros de ancho. El séptimo dia el 
boton tiene enteramente el aspecto de una pústula; el 
rodete circular se aplana y adquiere un tinte plateado ; la 
aureola se ensancha. El octavo dia la pústula se hincha, se 
umbilica mas profundamente y toma un tinte mas subido; 
el circulo rojo que hasta esta época ha circunscrito la pús- 
tula, palidece un poco y se propaga como por irradiación 


- 63 


en el tejido celular inmediato. El noveno dia es mas ani- 
mado el trabajo local, Ja pústula aparece cercada de una 
areola bermeja. El décimo dia se observa una ligera modi- 
ficación ; el redondel circular se ensancha, la aureola 
aumenta de estension, ocupa ordinariamente un círculo de 
3 á 4 centésimos en derredor y se vuelve de un rojo mas 
vivo ; desaparece también menos fácilmente á la presión de 
los dedos. En esta época de la erupción, el sujeto vacunado 
esperimenta alguna vez un dolor en las glándulas axilares, 
y casi siempre un movimiento febril poco intenso, indicado 
por bostezos, la largura de la cara y la aceleración del 
pulso. El onzavo dia la pústula ofrece un color perla ó 
aljofarado, su diámetro es de 8 á 10 milímetros, es dura 
al tacto y ofrece la resistencia de un cuerpo estrechamente 
unido á la piel ; el líquido que contiene es algo menos 
transparente y ha perdido también su viscosidad. El dozavo 
dia empieza el periodo de disecación ; la depresión central 
toma la apariencia de una costra ; el humor encerrado en 
el rodete ó círculo se esturbia y se hace del color de la 
leche, la aureola palidece, el tumor vacunal se hunde y la 
epidermis se descascara. El décimo tercero dia continúa la 
disecación procediendo del centro á la circunferencia 5 el 
rodete circular amarillea, se encoje á medida que la dise- 
cación hace progresos, y la materia que contiene es ama- 
rilla y puriforme. El dia décimo cuarto se endurece la 
costra y adquiere un color amarillo subido. Del décimo 
cuarto al vigésimo, Ja costra se solidifica, conservando la 
forma umbilicada ; cae del dia 24 al 20, dejando una cica- 
triz desde luego azulada y que se convierte en blanca 
después de algunos dias. 

En una ciudad de 60,000 habitantes, como la de Mon- 
tevideo, son muy pocos los niños que se lian vacunado en 
los 6 primeros meses del año. Hé aquí dos estadísticas 
dadas por la administración de vacuna á la junta de hi- 


giene. 


64 — 


La primera de los 6 primeros meses del año 1 865 , 
La segunda de los tres meses del año 1839. 

Relación de los vacunados en el prim,er semestre del 
año de 1865. 


Varones 44 

Mujeres 43 

Total 87 


Montevideo. Agosto 31 de 1865, 

Isidoro Muñoz y Perez. 


Copia . 

ESTADO DE LAS PERSONAS NACEN ADAS 

EN LA ADMINISTRACION DE MI CARGO EN LOS MESES DE JULIO Y SETIEMBRE 
DEL PRESENTE AÑO ( 1839 .) 


MESES 

__________ ^ 

i 

A.ÍSIOS 

1 

Edad 

Varones 

Mugeres 

Total ¡ 

| Edad 

Varones 

Mugeres 

Total 

1 

cc 

(( 

8 I \ 

30 

26 

56 

2 

4 

4 

14 

21 

35 

3 

2 

7 

9 1 3 

9 

7 

16 

4 

11 

4 

15 

1 4 

2 

6 

8 

5 

5 

3 

8 1 

5 

4 

5 

9 

6 

4 

14 

18 

6 

5 

2 

7 

7 

6 

6 

12 

7 

(( 

1 

í 

8 

5 

7 

12 

8 

4 

(( 

4 

9 

1 

3 

4 

9 

2 

3 

5 

10 

1 

3 

4 

10 

<( 

4 

4 

11 

1 

2 

3 11 

4 

10 

14 


40 

53 

93 

f 

74 

85 

159 


Personas vacunadas: 252. — Montevideo, octubre 10 
de 1839. 

Firmado 

Dr. Juan Gutiérrez Moreno. 


G5 — 


Si comparamos las dos épocas veremos la inmensa dife- 
rencia en favor del año 1839, á pesar de que en el trans- 
curso de 25 años se ha duplicado la población de Montevi- 
deo. Este fenómeno proviene de que entonces el público 
era sordo para con los curanderos, prestando atención sola- 
mente á los consejos de la ciencia. Sabia que la misión del 
médico es no solamente curar las enfermedades sino tam- 
bién prevenirlas, pues humanitaria en sumo grado lo es sin 
duda la tarea de dictar reglas y consejos higiénicos en pró 
déla salud y del bienestar dél pueblo, 

Hoy que el charlatanismo crece como un gigante, los con- 
sejos de los médicos no alcanzan á la mayor parte de las fa- 
milias, la mortandad en la epidemia de viruela es espanto- 
sa, y si la vacunación sigue decreciendo, de aquí á 6 años 
no se vacunará mas en Montevideo, ni se revacunará co- 
mo se practica en Inglaterra, en Francia y en Alemania. 

La vacuna, esta medida tan benéfica como previsora, 
seria de desear que se hiciera estensiva á todas las escue- 
las municipales del Departamento. Para llevarse á efecto 
seria necesario cometer á uno ó á mas facultativos el en- 
cargo de constituirse personalmente en las escuelas y pro- 
ceder á la vacunación de los niños no vacunados, previ- 
niéndose con anticipación á los padres de familia. De otro 
modo no es posible llenar el objeto, por la dificultad que 
tienen los padres de familia que residen distante de la 
dudad, para traer sus hijos á la Administración Central de 
la Vacuna, único punto donde se administra. 

No es posible rehusar la vacunación entre nosotros, 
cuando todos los gobiernos, sobre todo en Europa, cono- 
ciendo las ventajas de ese precioso descubrimiento, se em- 
peñan en hacer gozar á los pueblos de ese beneficio inmen- 
so. Han propagado la vacunación con tanto celo, que en 
ciertos puntos casi no se observa la viruela, y en Monte- 
video, para obtener igual resultado no habría mas que 

5 


66 — 


poner en ejecución el decreto del 8 de febrero de 1860. Por 
ese decreto se estableció en esta capital una casa central 
de vacuna bajo la dirección de un facultativo nombrado 
por el gobierno, ordenándose ademas lo siguiente: 

« Todos los padres tienen el deber de vacunar á los hi- 
jos antes de haber cumplido un año; los que faltando á 
esta disposición, no justifiquen enfermedad que lo haya 
mpedido, ó ausencia de la capital, incurren en una multa 
de cuatro pesos, que deben entregarla a la caja de policia. 

« Los tenientes alcaldes deben anotar los niños de 
mas de un año que no esten vacunados, al tiempo de hacer 
el empadronamiento anual, y la junta de higiene debe 
recojer de la oficina en donde se depositen aquellos padro- 
nes, las notas que considere convenientes. 

«Los maestros de artes y oficios, los gefes de cualquiera 
empresa industrial, y los preceptores y directores de escue- 
las no deben admitir en los establecimientos, aquellos que 
no presenten certificación del médico respectivo, de haber 
sido vacunados. 

« Los facultativos deben dar parte á la Junta de higiene 
de cualquiera caso de viruela que ocurra y de su carácter 
y en el mismo caso se hallan los padres de familia quienes 
deben pasar inmediatamente aviso al teniente alcalde del 
distrito. » 


Huérfanos y expósitos. 

En Montevideo, los niños que están cuidados por la ca- 
ridad pública, provienen de dos categorías : I o los huér- 
fanos son los que provienen de padres casados según ley ; 
2 o los expósitos son aquellos que han nacido de padres 
desconocidos. Sucede que éstos son depositados en el 
torno y los otros son abandonados por las calles. 

Los huérfanos están bajo la Comisión del hospital y son 
educados por las hermanas de caridad en el mismo 


67 — 


establecimiento, donde reciben la educación debida á cada 
sexo. Esta institución que ha tenido nacimiento en Mon- 
tevideo en estos últimos años, 1857, época en la cual fué 
desolada por la fiebre amarilla , que dejó un gran número 
de huérfanos desamparados; esta institución, completa la 
obra filantrópica que empezó por el torno de los expó- 
sitos. 

En Europa la estadística de la mortandad de los expó- 
sitos, es siempre mas considerable. En Francia mueren 
diez niños sobre cien legítimos, y mueren veinte sobre 
cien ilegítimos; en Montevideo, la mortandad es mas con- 
siderable, por lo que se vé en la estadística que sigue : 

EXPÓSITOS ENTRADOS POR EL TORNO DESDE I o DE ENERO 
HASTA FIN DE DICIEMBRE DEL AÑO 1864. 

Varones 35 

Mugeres 44 

Total 79 

FALLECIERON EN EL MISMO AÑO. 

Varones 14 j 9 , 

Mugeres 11 ) 

Existencia 54 

En Francia, la acumulación de los expósitos en un hos- 
pital presenta numerosos inconvenientes, y es también 
una causa muy grande de mortandad. Se hacen sentir es- 
tos inconvenientes principalmente durante las epidémias 
oftalmías virulentas. Estos inconvenientes no se presen- 
tan en Montevideo, donde la mayor parte de los expósi- 
tos están entregados á nodrizas que habitan el campo al 
derredor de la ciudad, y que tienen en su casa leche en 
abundancia, carne fresca, aire puro y habitaciones bien 
ventiladas. 


— 68 — 

Sin embargo, para preservar á la primera edad de los 
peligros que resultan del abandono de los expósitos a las 
nodrizas que los llevan al campo, sin que la Sociedad de 
Beneficencia pueda ejercer sobre ellos suficiente vigilan- 
cia, propongo fundar en las cercanías de la ciudad, Colo- 
nias maternales en las cuales se emplearían nodrizas ele- 
gidas para cuidar los niños, instituyendo premios en favor 
de las que mejor cumpliesen su tarea, propagando los mé- 
todos de educación mas á proposito para fortificar á la vez 
el cuerpo y el espíritu; en fin, poniendo en práctica los 
recursos de que dispone la higiene para el desarrollo físico 
de los niños antes de emprender el cultivo de su inteli- 
gencia, y de legar al porvenir hombres sanos y vigorosos. 

Después de haber pasado tres años con la nodriza, el 
expósito es depositado en la casa Vidal del Gordon , 
donde se queda algunos años; aquí recibe un principio de 
educación y de instrucción, y colocado bajo la vijilancia 
de una directora, sale de este establecimiento para ser co- 
locado en casa de la familia que lo pida : éstos son los es- 
posos generalmente que no tienen hijos, y que los legiti- 
man como si fueran sus hijos propios. 

La tutela de los expósitos está confiada á una sociedad 
de damas de Beneficencia que provee á sus necesidades, y 
ejerce sobre ellos una \ijilancia activa y perseverante. Un 
médico reglamenta lo que es relativo á la higiene y á la 
medicina de los niños; éstos están mantenidos por la cari- 
dad pública, pues que la Comisión está autorizada á pedir 
á las personas pudientes y está siempre asegurada de una 
protección adquirida honorablemente, y cuando la cauti- 
dad recogida no alcanza á los gastos, ella la saca de las 
cajas de los hospitales. Hé aquí la circular de la señora de 
Flores, presidenta de la Comisión : 


— G9 


Sociedad de Beneficencia pública'. 

Montevideo, Junio de 1865. 

Recurrir anualmente á la caridad de la población para 
sosten de los expósitos y huérfanos, y de los que propor- 
cionan educación gratuita á los niños pobres, y limitarse á 
dar buena inversión á esos recursos eventuales, tiene que 
ser por algún tiempo la misión de la Sociedad de Benefi- 
cencia de las Señoras. 

Sin rentas fijas de ningún género y con necesidas cre- 
cientes cada dia en razón directa del aumento de pobla- 
ción, la Sociedad que ha empleado yá algunos miles de 
pesos en la adquisición del terreno destinado á un Asilo de 
Huérfanos y Expósitos, tiene necesidad para continuar sus 
trabajos, de recurrir de nuevo á las almas piadosas, soli- 
citando el concurso universal en donativos de objetos de 
labor y de arte para el bazar que debe abrirse en octubre 
próximo. 

La manera generosa y digna con que se ha concurrido 
otras veces á depositar las ofrendas de caridad en los ba- 
zares anteriores, hace esperar esta vez también á la Socie- 
dad de Beneficencia que será atendida su súplica en favor 
de los tiernos y desvalidos seres- á quienes ampara y pro- 
teje. 

Sin poder dirijir su invitación individual á todos, hace 
un llamamiento general á la población estrangera y nacio- 
nal, á fin de que se consiga el objeto deseado. 

Los donativos se recibirán hasta el 1 5 de Setiembre en 
las casas calle del Cerro, n° 31, é Ituzaingó, 181. 

María G. de Flores— Directora . 

Rosalía A. de Ferreira — Secretaria. 

Este reglamento dá los detalles de la administración de 
los expósitos. 


— 70 


REGLAMENTO DE LA CASA DE EXPOSITOS EN MONTEVIDEO 

I‘Ol- D. JTCJA.NÍ UAMO.\ GOMEZ, 

ACTUAL MINISTRO DE HACIENDA, 


ADMINISTRACION DE LA CASA. 

Art. I o . La Sociedad de Beneficencia encarga la admi- 
nistración de la Casa de Expósitos á tres señoras de su 
seno, que ella designará inmediatamente después de su 
elección, cuyas señoras investirán el título de Comisión de 
Expósitos y desempeñarán su cometido hasta la renovación 
de la Sociedad. 

Art. 2 o . A dicha Comisión corresponde percibir y dis- 
tribuir los fondos que á la Casa de Expósitos pertenecen, 
dando mensualmente cuenta justificada á la Sociedad, de 
su inversión. 

Art. 3 o . Pertenece también á la Comisión el arreglo 
interno de la Casa de Expósitos, é inspeccionar la conducta 
de todos sus empleados ; metodizar el gobierno del esta- 
blecimiento; reunirse cuando lo exija la necesidad, y de- 
liberar sobre cualquier asunto de importancia, proponien- 
do á la Sociedad las mejoras que se pueden introducir. 

Art. 4 o Procurarán inspeccionar también, yá por*sí 
mismas, ó yá por medio de otras personas, la conducta de 
las amas externas y el tratamiento que dán á los niños, 
presentándose al efecto de cuando en cuando en los domi- 
cilios de ellas. 

Art. 5 o . El archivo y la contabilidad de esta casa, 
estarán al cargo del agente de la Sociedad de Beneficencia. 

DEBERES DE LAS SÓCIAS. 

Art. 6 '*. Asistirán á la cuna las que estén de semana, 
siempre que la ayudanta le avise que su presencia es ne- 
cesaria para bautizar los niños, recojiendo de la encar- 


71 


gada del torno las señales y papeles con que hayan entrado; 
debiendo hacer anotar en la oficina correspondiente, la 
fecha, color, edad y sexo del nuevo expósito, como tam- 
bién cualquier señal que se le note en el cuerpo y pudiera 
servir en todo tiempo para constatar su identidad. 

EMPLEADAS. 

Art. 7 o . Habrá en la Casa de Expósitos, una ecónoma. 
Las asistentas que la Comisien juzgue necesarias. Un co- 
cinero y un portero. 

Art. 8 o . Los sueldos de estas empleadas será con ar- 
reglo á lo que la Sociedad disponga. 

DE LA ECÓNOMA. 

Art. 9 o . La ecónoma de la Casa de los Expósitos será 
nombrada por la Sociedad de Beneficencia á propuesta de 
la Comisión de expósitos. 

Art. 10. Pertenece ala ecónoma el gobierno interno, 
económico y administrativo de la Casa de Expósitos bajo 
la dirección de la Comisión. Las demás empleadas la re- 
conocerán por su superiora y cumplirán sus determinacio- 
nes; ella dará parte á las señoras de la Comisión á fin de 
que tomen providencia, siempre que las que le son su- 
bordinadas faltasen á sus deberes. 

Art. 1 1 . Hará que todas las empleadas en el servicio 
de la Casa se porten con regular conducta y exactitud en 
el cumplimiento de sus obligaciones; — obligándolas á 
que estén siempre ocupadas, y si algún tiempo les sobra- 
se, lo hará emplear en la costura : — sobre todo, se reco- 
mienda á la ecónoma con especialidad, que las sirvientas 
no hagan uso jamás para con los niños de palabras ó mo- 
dales groseros. No es permitido entretenerse en las ven- 
tanas, aunque sea con el pretesto de divertir las criaturas. 

Art. 12. Será exacta en solicitar délas señoras de la Co- 
misión todo cuanto pueda hacer falta en la Casa, con la de- 


— 72 — 


bida anticipación para que nunca se carezca de lo necesario. 

Art. 13. Guardará en su poder las llaves de la despen- 
sa y de los armarios de las ropas; asistirá personalmente á 
la distribución diaria de la comida, haciendo que haya la 
mayor economía, sin que por eso falte lo necesario. 

Art. 14. Hará que la Gasa se conserve siempre en el 
mayor aseo; que se mantengan con limpieza todos los mue- 
bles del establecimiento, y con especialidad las camitas de 
los niños. La ecónoma cuidará que las criaturas sean ba- 
ñadas oportunamente, que se conserven siempre limpias, 
que sus ropas jamás estén húmedas lo mismo que las ca- 
mas, haciendo que se saquen al sol con frecuencia. 

Art. 15. Yigilará que los alimentos de los niños sean 
sanos y bien preparados, consultando cuaudo haya duda al 
facultativo de la Casa. 

Art. 16. Si ocurriese aparecer en la Casa alguna perso- 
na ó criatura con enfermedad contajiosa, inmediatamente 
la pondrá en la enfermería destinada para eso, y dará par- 
te á las Señoras de la Comisión y al facultativo. 

Art. 17. Hará la Ecónoma que la puerta de la calle 
permanezca cerrada desde las oraciones hasta salir el sol. 

ASISTENTAS. 

Art. 18. Estas empleadas serán nombradas por la Co- 
misión y desempeñarán toda clase de servicio que se les 
ordene por la Ecónoma. 

Art. 19. Obedecerán á la Ecónoma y no saldrán del 
Establecimiento sin especial permiso de ella. 

Art. 20. Habrá un especial cuidado en la elección de 
estas asistentas, debiendo ser examinadas por el facultati- 
vo de la Casa antes de ser admitidas. 

EMPLEADAS DE LA CUNA. 

Art. 21 . Habrá una encargada del torno, cuyas obliga - 
dones son tener su cama al lado del torno, recibir el niño 
asi que lo echen y prodigarle los cuidados correspondien- 


73 — 


tes á su estado y tenerlo hasta que sea entregado al ama, 
recoger todas las señales que traiga el niño, para entregar- 
lo á la socia que esté de semana y emplear su demas tiem- 
po en lo que determine la comisión. 

Art. 22. Habrá una ayudanta de cuna cuyas obliga- 
ciones serán ir todas las mañanas á la cuna, informarse de 
lo ocurrido y si ha entrado niño dar parte á la comisión y 
á las señoras sociasque estén de semana, buscar el ama y 
no separarse de allí j hasta que éste no le sea entregado? 
tomarle el nombre y el paraje donde vive; después de bau- 
tizar el niño, acompañará á la socia basta la oficina para 
poner el asiento correspondiente: — Presentarse diaria- 
mente á recibir órdenes de la señora Directora. 

Art. 23. Yisitará la ayudanta en su domicilio á las 
amas, observando el estado en que tienen á los niños y 
dando cuenta á la comisión de cualquier incidente que 
haya. 

AMAS EXTERNAS. 

Art. 24, Toda ama que se presente á pedir algún niño, 
deberá declarar la fecha de la muerte del hijo, á quien 
corresponde, la leche que quiere suministrar, ó la edad 
que tiene el niño, si está vivo, para ver si puede despe- 
charse, siendo esta circunstancia indispensable para con- 
fiarles la crianza de la criatura y prévio reconocimiento 
del facultativo. 

Art. 25. Guando se entregue un niño, se entregará 
también á la ama la ropa siguiente: 

Una docena de pañales. 

Cuatro batas. 

Seis mantillas. 

Seis camisas. 

Cuatro gorras. 

Dos pares botines de algodón ó lana. 

Dos fajas. 


— j 4 


Art. 26. Al terminar los seis meses, se le hará igual 
entrega de ropa correspondiente á la edad del niño. 

Art. 27. No se abonará el sueldo á ninguna ama, sin 
que presente el niño el día del pagamento mensual en que 
concurrirán las señoras de la comisión, agente y facultativo. 

Art. 28. El ama que despeche el niño sin permiso de 
la comisión y fuere sorprendida en algún fraude con res- 
pecto á su encargo, perderá lo que se le adeude; y en caso 
de ser de consideración, será remitida al juzgado ordinario. 

Art. 29. Los despechos se harán precisamente al cum- 
plimiento del año, aunque el médico se oponga por no con- 
siderarlo oportuno. 

Art. 30. La mujer que cometiese el delito de arrojar 
un hijo al torno para conchavarse en la misma casa, será 
remitida al juez competente. 

Art. 31. Toda ama perteneciente á la cuna no podrá 
ausentarse á la distancia de dos leguas, sin permiso de la 
comisión. 

Art. 32. Encaso de fallecer algún niño, no se podrá 
sepultar sin avisar á la casa para que inmediatamente re- 
conozca el médico si ha sido de muerte natural. 

Art. 33. Las personas á cuyo cargo estuviesen los ni- 
ños de la cuna, darán parte á la Ecónoma de cualquiera 
novedad de consideración que ocurra. 

Art. 34. Siempre que se enferme un niño, tiene obli- 
gación el ama de dar parte al médico de la casa, no pu- 
diendo alegar ignorar la habitación de este, pues al en- 
tregarles el niño se les hará saber su domicilio. 

DEL COCINERO. 

Art. 35. Hará las veces de portero y de peón y cum- 
plirá cuanto le imponga la Ecónoma. 

DEVOLUCION DE EXPÓSITOS. 

Art. 37. Hasta los tres años contados desde el dia en 


— 75 — 

que una criatura entra á la Casa de Expósitos, podrán sus 
padres pedir á la Sociedad su devolución, con los requi- 
sitos y condiciones que en los artículos siguientes se con- 
tienen, pero pasado aquel plazo, la devolución será ne- 
gada absolutamente y en todos casos por la Sociedad, la cual 
podrá desde entonces disponer libremente de la criatura. 

Art. 38. Toda vez que se solicite la devolución de un 
niño por sus padres, la Comisión lo hará presente á la So- 
ciedad, la cual después de oir el informe de ésta, otorgará 
ó negará la devolución. Su resolución, sea cual sea, no 
admitirá reclamo por el momento, y si ella fuese negativa, 
podrá repetirse cuando no existan los motivos que tuvo 
la Sociedad para resolver negativamente, siempre dentro 
de los tres años. 

Art. 39. Si la resolución fuese otorgando la devolu- 
ción, la Sociedad acto continuo hará prudentemente la de- 
signación según las personas y las circuustancias del caso, 
de la cantidad de dinero, con que el padre ó madre soli- 
citante, deba contribuir, en recompensa por el gran ser- 
vicio que se le ha hecho. No se admitará reclamo contra 
dicha designación. Al mismo tiempo la sociedad acordará 
la forma ó plazo para la entrega de la cantidad designada. 

Art. 40. Esta cantidad y la del artículo siguiente ser- 
virá para formar en la caja de depósitos un fondo con el 
cual se procurará después un oficio para los varones, ó una 
dote para las mujeres. 

Art. 41. Además de dicha cantidad, el padre ó madre 
solicitante, abonará el importe de los gastos que la crianza 
de la criatura haya ocasionado. El mencionado importe 
será fijado por la Comisión, arreglándolo en lo posible á 
las constancias ó libros de la casa, y esta fijación también 
será irreclamable. 

Art. 42. Para verificarse la devolución de la criatura 
que haya sido otorgada por la Sociedad, se procederá 


— 76 — 


después que esté cumplido lo dispuesto eu los artículos 40 
y 41, á exigir del solicitante que presente la contraseña 
que la criatura haya llevado á la Casa de Expósitos; y en 
el caso de no haber llevado, se averiguará la legitimidad 
de la reclamación, se confrontará con la relación tomada 
en el libro de filiaciones, exigiendo, si la Sociedad lo or- 
dena, un fiador que se obligue á responder á cualquier 
reclamo que pueda haber en lo sucesivo. 

Art. 43. A las personas que soliciten niños huérfanos, 
podrá la Comisión entregarlos, presentando un certificado 
de persona competente á su satisfacción, de buena conducta 
y medios de cumplir las obligaciones siguientes : enseñar- 
les la doctrina cristiana, a leer, escribir y contar y un oficio 
ó profesión para que puedan con el tiempo ser útiles al 
país y sí mismos ; á no sacarlos á paises estrangeros sin 
conocimiento de la señora directora; y á dar noticia de la 
existencia y estado de los niños, siempre que la Sociedad 
lo exija. 

Art. 44. Las visitas para las empleadas de la casa ten- 
drán lugar en donde designare la Ecónoma solamente 
los jueves y dias de fiesta de cada semana, desde las doce 
del dia hasta ponerse el sol. 

Art. 45. Podrá cualquiera persona, ya sea. residente 
en el pais ó viajero, visitar la Casa de Expósitos desde las 
once de la mañana hasta las cinco de la tarde y prévia li- 
cencia de las sócias de la Beneficencia. 

Art. 46. No comerá ni permitirá en la casa persona al- 
guna estraña á ella. 

Art. 47. Todas las noches se rezará el rosario á la hora 
que se juzgue conveniente, é irán á misa los dias de fiesta. 

Art. 48. No se admitirán niños ocultos para ser cria- 
dos en la casa por cuenta de sus padres ó interesados ; 
pero queda autorizada la Sociedad para admitirlos, según 
la prudencia en casos especiales, y mediante contrato 
escrito . 


77 


DEL FACULTATIVO. 

Art. 49. Pertenece al facultativo no solo lo relativo á 
la curación de los expósitos enfermos, sino también la di- 
rección de su tratamiento ordinario en el estado de su salud. 

Art. 50. Llevará un libro donde escribirá los nom- 
bres de los niños enfermos, con designación de sus mo- 
lestias y de la que fué causa de su muerte : debiendo á 
mas esplicar todo 4o que erea conveniente y que pueda 
servir para la estadística higiénica de las enfermedades 
dominantes en la casa de expósitos. 

Art. 51. Vacunará á los expósitos criándolos encuen- 
tre en disposición de recibir la vacuna. . 

Art. 52. Atenderá á los expósitos estemos cuando fuere 
llamado, y tendrá á su cargo el botiquín de la casa, ha- 
ciendo los reconocimientos mencionados en los artículos 
19 y 32. 

Art. 53. Visitará diariamente y á mas asistirá á la casa 
el dia del pagamento para examinar el estado de salud en 
que se encuentren las amas. 

DISPOSICIONES GENERALES. 

Art. 54. La Sociedad de Beneficencia visitará una vez 
al mes el establecimiento el dia que designare la Directora, 
dando cuenta á la Comisión de lo ocurrido durante el mes. 

Art. 55. Las sócias de la Beneficencia tendrán entrada 
en la casa todos los dias y á cualquiera hora que estimen 
conveniente. 

Art. 56. La Sociedad queda autorizada para proveer y 
determinar lo que mejor estime á cerca de objetos de de- 
talle, como- á cerca de puntos ó casos de menor importan- 
cia, que no se hallen previstos en el presente reglamento. 
Lo queda igualmente para proponer á la Junta E. Admi- 
nistrativa cualquiera reforma, adición ó supresión en él, 
que la experiencia aconsejase. 


78 


Art. 57. Siendo referentes al público en general, ó 
alguna parte de él varias de las disposiciones de este re- 
glamento y siendo además indispensable que las personas 
que quieran entrar de amas conozcan de antemano las 
obligaciones que contraen, la Sociedad procurará por todos 
los medios á su alcance dar la mayor publicidad á lo que 
corresponda á esta. 

Art. 58. La Comisión pasará á la Sociedad de Bene- 
ficencia para que ésta lo eleve á la Junta E. Administra- 
tiva á principio de cada año, un informe detallado sobre 
el establecimiento, sus necesidades, movimiento ocurrido 
durante el año anterior, ingresos estraordinarios que la 
casa haya tenido, importe á que hayan ascendido los suel- 
dos y gastos de ella, ocurrencias especiales que hayan 
habido, y en fin, cuanto juzgue conveniente observar. 


Hemos terminado nuestro trabajo, y tenemos la convic- 
ción que contiene algunas mejoras necesarias y unas pre- 
cauciones y conocimientos higiénicos al alcance de las 
madres de familia. Deseamos que el público considere 
esta obra como una tentativa hecha para mejorar la con- 
dición física de la infancia por la práctica de las prescrip- 
ciones mas útiles de la higiene. Este opúsculo que se 
entrega hoy al público, si es acojido con algún favor, 
podrá recibir mas tarde otros desenvolvimientos ; la cien- 
cia que hemos esplotado es bastante vasta para que haya 
todavía en ella abundantes observaciones que recoger. 








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